El cumpleaños de la tía Eli
Fecha: 10/02/2018,
Categorías:
Incesto
Infidelidad
Autor: Lman13, Fuente: CuentoRelatos
... quieras. Mira como lo tienes embobado con tus tetas. No puede apartar ni sus manos ni sus ojos de ellas. Lo tienes indefenso. Haz con él lo que se te antoje. ¡Cógetelo, Jess! ¡Cógetelo! Ana y Eli se masturbaban la una a la otra mientras Jess me cogía cada vez más rápido. De vez en cuando se les oía hablar entre jadeos. - Dinos Jess. ¿Qué estás haciendo? - Estoy… cogiendo… - ¿Te gusta Jess?, ¿Te gusta? - Sííí - ¿Con quién estás cogiendo Jess?, ¿Con quién? - Con Alex... Con el nene... ¡Me estoy cogiendo al neneee! - ¿Te gustan esas tetas nene? Seguro te paran la verga. Eres un cochino nene ya te cogiste a todas tus pobrecitas primas. Tu verga ya ha estado adentro de todas nuestras pobres panochitas, puerco. ¿También a ella la vas a llenar de leche? Jess ya movía sus nalgas a una velocidad tremenda, jadeaba con los ojos cerrados otra vez, apretando los dientes y repitiendo una y otra vez: - Sííí, Sííí, Sííí, Sííí, Sííí, Sííí. Yo no aguantaba más. Estaba pegado a sus tetas como un bebé. Las chupaba, las amasaba, las mordía… - Si, Jess. Cógetelo, acábate su verga, sigue moviendo el culo. Tómalo todo, ¡tooo…doooo! - Entiérrale el pito mi amor. Dale verga, ¡Dale ve...rrr…gaaaa! Jess explotó. - ¡Puta madreee! Sííí, Sííí. Me estoy viniendo nenee. ¡Dame verga, damee…eee… veeerrr…ggaaa! ¡Oh, Diosss, sssiii! La inundé mientras ella se sacudía con su cabeza sobre mi hombro, seguía apretando los dientes y los ojos jadeando llena de placer. Ana y Eli yacían exhaustas, abrazadas sobre la ...
... arena después de haberse venido en manos de la otra. Jess se relajó después de unos momentos y se quedó recargando sus enormes tetas en mi pecho y su cabeza en mi hombro, susurrando¡Oh Dios… por fin, por fin…! A eso de las tres y cinco de la mañana cuatro fatigadas figuras caminaban abrazadas y satisfechas hacia la casa de la playa. En el bolsillo de mi saco había unas nuevas pantaletas húmedas y entre las piernas de Jess la sensación placentera del orgasmo que se le había negado durante tanto tiempo. No bien había tocado la cama me perdí en la oscuridad acogedora del sueño. Ana había cumplido su promesa… Lunes Lunes. Once y diez de la mañana. El sol entra a raudales por la ventana. Afuera, en el exterior de la casa, se oyen ruidos y voces. Me quedo acostado un momento más y empiezo a cobrar conciencia de mi propio cuerpo. Me duelen piernas, brazos y espalda. Abro los ojos y la luz entra como un latigazo de electricidad que viaja, en menos de un segundo, hasta mi cabeza y la golpea con la fuerza de un tren. Vuelvo a cerrar los ojos con fuerza y después de unos segundos los abro lentamente. Poco a poco me acostumbro a la luz y con gran esfuerzo me siento en la orilla de la cama. Salvo por los zapatos, sigo completamente vestido, hasta el saco blanco sigue aún sobre mí, arrugado y lleno de arena al igual que el resto de mis ropas. Me pongo de pie y me quedo quieto un momento para afianzar mis piernas en la realidad. Me quito el saco y lo arrojo a la cama. Del bolsillo interior ...