Ninfa Seminal
Fecha: 08/07/2022,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Tus Relatos
Autor: Erebo, Fuente: RelatosEroticos-Gratis
... necesitarían para la despensa de la semana.
Yo bajé y salí a lavar mis tenis al jardín, al salir de casa la volví a ver, parecía volver del super con las compras en cuatro bolsas grandes de plástico.
Parecía cansada y ya se veía trastabillar, mi primer pensamiento fue entrar en casa y esperar a que ella entrara en la suya, pero la ví balancearse hacia adelante y por poco caer, pero pudo recuperar el equilibrió y seguir. Todavía le faltaban varios metros para llegar a la entrada de su casa, así que con una verdadera intención de ayudar desinteresadamente, me acerqué hasta donde ella se encontraba y le ofrecí ayudarla con las compras.
Nerviosa aceptó, y la ayudé, llevando sus cosas hasta la cocina de su casa.
Al interior otra vez pude apreciar eso, cada rincón se encontraba saturado de su olor corporal dulzón. Sin saber por qué, me volví a excitar. No era posible, me había venido en tanta cantidad que me sentía completamente vacío y laxo hasta antes de entrar, pero ahora sentía mis bolas nadando al interior de mi escroto en seminal y fértil leche.
Ella estaba visiblemente nerviosa, incómoda se podría decir. Antes de que se fueran a malinterpretar las cosas decidí salir de ahí. Caminé hasta el recibidor, pero antes de poder girar la perilla, me giré al llamado de ella que me decía algo, cuando me dí vuelta, la ví tropezar y caer encima de mi, su erotizante cuerpo cayó sobre mi torso y mis manos apenas pudieron rodear su cintura para estabilizarla, pero ...
... fueron mis labios los que detuvieron los suyos.
Estabamos besándonos en el recibidor, aparentemente por accidente, pero ese beso incidental comenzó lo irrefrenable.
A pesar de quererlo en mi mente, mi cuerpo no obedecía. El tímido y aparente casto beso desató nuestra lujuria. Nuestras lenguas se conocieron y nuestras manos exploraron el cuerpo del otro, cuando por fin me dí cuenta, estabamos desnudos sin haber despegado los labios en lo absoluto.
Mi guevo estaba totalmente erecto, se encontraba debajo de la raja vaginal de Ninfa, cuyos ensortijados bellos me picaban un poco el glande y el tronco, sin embargo esa sensación fue desapareciendo cuando la humedad de su gruta ablandó los hirsutos pelos genitales.
No hubo preliminares, sin despegarnos apenas y mientras nuestras lenguas seguían intercambiando y mezclando salivas, mi verga buscó con insistencia la entrada y se aventuró a lo desconocido.
Sentía sus enormes bufas golpeando en mi pecho y en mi abdomen, moviéndose como si fuera un forzado baile entre nuestros cuerpos al ritmo de mis enbestidas.
Fue una desesperación, cada vez estaba más mojada, tanto que mi pija parecía nada en su interior. Su aroma corporal me enardecía de locura apasionada, entre más desesperación sentía por embestirla y por fin venirme en su interior, más rápido y más fuerte empujaba las caderas en contra de ella.
El chocar de nuestras pelvis parecía un fuerte y caluroso aplauso que poco a poco se volvía acuoso y se convertía en ...