1. Un pervertido cuento de navidad (1 de 2)


    Fecha: 17/02/2018, Categorías: Gays BDSM Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos

    ... había hecho. Calculo que no habrá sido nada significante como para que lo recuerde, pero tampoco tan intrascendente como para pasarlo por alto y no discutir. Era la fiesta de despedida del año del teatro local. Si bien yo no actuaba, gracias a Martín todos me conocían allí y me invitaban a participar de sus reuniones. Fumaba un cigarrillo, apartado de la multitud, cuando se me acercó. Carlos era moreno, delgado como un alambre y tenía el rostro serio. Hablaba con una voz suave, como de los que siempre piensan qué decir antes de hablar en voz alta. - Si quieres, puedo consolarte - me invitó. Lo miré con suspicacia. - ¿Qué clase de consuelo ofreces? - Es una buena pregunta - retrucó. - Porque me gusta acostarme con chicos, pero no de la forma convencional. - ¿Cuál es la forma no convencional con la que te gusta acostarte con chicos? - pregunté. - Me gusta dominarlos - afirmó. En ese entonces, jamás había experimentado el sexo extremo, ni sadomasoquista, ni los juegos de roles. Pero la idea me llamaba poderosamente la atención y la forma en que me dijo que le gustaba dominar a los hombres, despertó el deseo en mí de ser su esclavo. - ¿Él fue tu primer Amo? - preguntó Santa. - Sí, fue el primero - respondí. Me di cuenta que a Dorian le estaba gustando mi relato, porque se masajeaba sutilmente su miembro erecto, por encima de la horrible tela roja que representa el disfraz de Santa. Me desató las manos y se sentó en el sillón. Luego sacó su miembro regordete y me indicó que lo ...
    ... tomara. - Sigue - insistió Santa. - Cuéntame todo mientras me la masajeas. La tomé con mis manos y comencé un ritmo lento y sutil de su verga, mientras me propuse continuar. - Carlos no me apresuró a que tomara una decisión - continué. - Me tomé un tiempo para recuperarme de la ruptura con Martín y días después, volvimos a escribirnos. Era una época en donde todavía nos comunicábamos por Messeguer. Por entonces, todavía vivía con mis padres, así que le hablé una noche en que tenía la casa para mí solo. Carlos no dio vueltas. Aceptó al instante. No mencionamos el tema de la dominación pero creo que ambos dimos por sentado que eso es lo que iba a suceder. Cuando llegó a casa, no saludó. Mostraba un semblante tan serio que parecía venir de un funeral. Fue hacia un sofá marrón del living de mis padres y se sentó. Yo me quedé de pie, mirándolo con confusión. - ¿Estamos solos? - preguntó. - Sí - respondí. - ¿Cuánto tiempo? - Toda la noche. - Será suficiente - afirmó. - Ponle llave a la puerta, de todos modos. Y déjala puesta. Obedecí. Me parecía un buen plan de seguridad. Carlos, con los codos apoyados en los brazos del sillón, formaba un triángulo sobre su rostro. Eso le daba un aire misterioso. O hasta de poder. Parecía analizar la situación y lo que debía hacer a continuación. No había ninguna luz encendida en el living, por lo que la única iluminación con la que contábamos eran las múltiples luces navideñas repartidas por toda la habitación, decoración a cargo de mamá que se ...
«1234...»