Todas embarazadas
Fecha: 19/02/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Mario tiene 48 años, es empresario, exitoso, músico en sus tiempos libres, y un hombre insaciable en materias de sexo. Es mi padrastro desde que tengo 6 años, y siempre tuvimos una relación más tirando a amistad. Mi padre biológico nos abandonó a mis hermanas, a mi madre y a mí cuando yo nací. Mi madre conoció a Mario en un juicio, ya que es abogada. Él era testigo de un caso laboral que por suerte salió favorable para la empresa en la que trabaja hasta hoy. Según Mario, ese mismo día intimaron, porque no pudo aguantar tamaña belleza, la vanidad de sus tetas imponentes, ni lo intenso de su mirada. Hoy tengo 19, y poco a poco me fui enterando de cómo eran las cosas. Mis dos hermanas, Luciana de 22 y Paola de 25 tienen un hijo cada una. ¡Y les juro que no supe si pegarme un tiro, si denunciarlas por retorcidas, si entregar al tipo a la justicia por hacerle eso a mi madre, o si irme de la casa cuando, una noche las dos me contaron una verdad irrefutable, cargada de perversión y arrestos de un crimen tras otro, y con todos los detalles! Mario era el padre legítimo de mis sobrinos! Entonces, todo comenzaba a recobrar sentido en mi mente. Todos los recuerdos y situaciones que yo pasaba por alto, las que no era capaz de sostener como reales, aparecieron en mi memoria. Reviví de repente la noche que bajé a tomar agua y vi a Luciana sentada con las gomas al aire sentada en la mesita ratona, y en el sillón Mario se hacía el dormido. También la noche en la que fui a buscar un alargue a ...
... la pieza de Paola, y Mario estaba en calzoncillo sentado en la cama de mi hermana, que se hacía la afligida en calzones. Supuestamente hablaban de algo serio que no me incumbía por pendeja. Otra vez descubrí a Mario manoseándole el culo a Pao que horneaba un pastel de papas. No negaré que con todo eso me pajeaba como una cochina en la soledad de mis sábanas. En especial desde que vi a Luciana a upa de Mario desde la ventana de mi pieza. Estaban en el jardín, él en una reposera y ella echada sobre él, con el culo entangado para arriba y moviéndose suavecito. No había mucho por imaginar, por más que el sol me cegara. Esa tarde fue la primera vez que gemí, me cogí con un consolador que le afané a Luciana, y me dejé esa misma bombacha hasta el otro día. Era habitual que las tres nos juntemos con Mario para ver una peli. Solo que, como yo iba al cole de tarde, me perdía muchos de esos momentos. Pasó que una de esas tardes salí antes porque no tuve geografía, y los encontré a los tres en el mismo sillón. No supieron cómo explicarme que las dos estuviesen agitadas, en tetas y con sus manos en el pito durísimo de nuestro padrastro! Me echaron a la mierda mientras buscaban cubrirse con una mantita. A unos días de cumplir mis 18, Luciana y Paola fueron a dejar a sus bebés a la guardería, y de regreso me propusieron que salgamos al shopping, en una auténtica salida de hermanas. La pasamos genial! Derrochamos guita comprando ropa, zapatos, discos, hamburguesas y helados. A la noche, como ...