Incienso quemado
Fecha: 26/02/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
INCIENSO QUEMADO El seco golpe de la fusta contra la parte superior de las nalgas le provocó un estremecimiento. El siguiente impacto vino acompañado de las típicas expresiones que en tono lúbrico su Eminencia lanzaba cuando se hallaba excitado: -¡Toma, zorra! Esto te gusta, ¿eh? ¿A que sí, puta viciosa? Natacha, atada por las muñecas a la cadena sujeta al techo y amordazada con una correa que mantenía una bola de plástico dentro de su boca, respondió con un gemido de presunto placer desmentido por la distraída mirada que situaba su mente lejos de aquella habitación. A cada nuevo trallazo, que ella recibía con un ahogado quejido muchas veces ensayado, el pequeño espasmo de su cuerpo provocaba el balanceo del pene que flácido colgaba entre sus piernas, enfundadas en medias de oscura seda y sendos zapatos negros de tacón de aguja. Contoneo que, reflejado en el espejo de la pared, punzaba la excitación del obispo. Éste detuvo el castigo y se situó frente a la transexual, para estirar de la cadena unida a las pinzas que mordían sus pezones. Ella interpretó entonces un gesto entre temeroso y deseoso, acompañado de un exagerado jadeo. -¡Eres toda una guarra! –Prosiguió su Eminencia el consabido guión, en tanto que con su otra mano acariciaba el pene de su amordazada esclava- Te gusta que te castigue, ¿verdad? Te encanta que te haga daño, ¿eh, furcia? Eso te pone caliente como una perra. La aludida, ahora con la mirada fija en los ojos del hombre, respondió con un gutural sonido ...
... que el religioso interpretó como un anhelante "¡sí!". El pitido del interfono fue recibido por el obispo con un "¡joder!, ¿qué pasará ahora?", antes de acercarse al aparato con la erección abultando los amplios calzones que lucía como única prenda su oronda figura. -Fernando –habló airado al tiempo que apretaba uno de los botones-: le dije que no se me molestara en una hora. -Lo siento, Eminencia –replicó desde el aparato una voz joven un tanto cohibida-, pero el Nuncio acaba de llegar. -¡Mierda! –Exclamó el obispo mirando el reloj de pared- Se ha adelantado. Está bien, Fernando. Atiéndale usted y dígale que en seguida estoy con él. Bien, cariño. Habrá que terminar rápido. La obligación está por encima de la devoción, y la obra del Señor nunca acaba –se dirigió a su acompañante mientras le desataba las manos y liberaba su boca de la incómoda mordaza, haciéndole arrodillarse ante él-. Ella bajó el calzón del hombre hasta los muslos y sujetó con la mano el erecto miembro para comenzar a lamerlo, desde el mojado e hinchado glande hasta la velluda base, antes de introducírselo por completo y succionarlo con profesional decisión. -¡Así, así! ¡Cómetelo entero, puta! –Ordenó su Eminencia entre gemidos mientras descargaba la fusta contra el culo de ella-. ¡Voy a llenarte la boca de leche, zorra! Como si tomara esta última imprecación como una orden, Natacha remató la mamada con una combinada maniobra entre la boca y la mano que provocó una inmediata eyaculación, adornada con un gutural ...