Alicia y Cristina - Relatos Eróticos

Alicia y Cristina

... momentáneamente resistir mis avances y después romperse. Se había ido, desgarrado y yo arado tan profundo como pude en su vagina aún en desarrollo. Ella era tan apretado y mi pene se estremeció con el dolor de su propia desfloración. Pero ya estaba. Estaba cogiendo a esta pequeña niña de ocho años de edad. Ella chilló y frenéticamente se retorció. Las lágrimas corrían por sus mejillas. Su cara se arrugó en el dolor. Por un momento me di cuenta de lo que había hecho. Había tomado la virginidad de una pequeña de ocho años. Estaba asustado, Pero entre las lágrimas ella logró gritar. ‐ No te detengas, por favor, no te detengas, sé que estaré bien. Yo sé. Ella continuó llorando y agitándose, pero ahora parecía más interesado en mantener mi pene en su interior que tratar de escapar. Esto era lo que había planeado. Ella sabía lo que estaba haciendo. La vista era aún más impresionante de lo que podía haber imaginado. Mi pene estaba enterrado hasta la empuñadura en ese maravilloso pequeño coño sin pelo. Los labios de la vulva en cada lado se ven como si estuvieran acariciando los lados de mi gran polla. Alicia estaba empezando calmarse. Ella volteo abajo me miro de nuevo y me sonrió a medias a través de las lágrimas y dijo: ‐ Ves, te dije que sería una hermosa vista Con sólo mirar mi pene enterrado en el pequeño coño sin pelo de Alicia estaba a punto de correrme. Podía sentir las paredes de su vagina con fuerza de agarrando mi verga. Los detalles de la textura que mi lengua y mi dedo ...

... sentían anteriormente también eran evidentes en la piel sensible de mi verga. Mi pene comenzó a moverse por el interior de su pequeña vagina estrecha. Los pliegues de su pequeño gatito masajeaban mi verga con un grado de éxtasis que nunca había sentido. Levanté la vista para ver mi pene enterrado en el coño de esta niña. Observé como se movia lentamente fuera de su coño. Sus diminutos labios de la vulva se veían tan pequeños al lado del hueco que mi gran polla hacia entre ellos. Ahora estaba casi completamente fuera. La punta era apenas visible entre esos pequeños labios de la vulva. La pequeña vulva de Alicia era aproximadamente del mismo tamaño que mi pene. Fue un milagro cómo su pequeño cuerpo podría dar cabida a todo lo ancho de mi pene. Vi a mi verga mientras se deslizaba lentamente de nuevo en su pequeño coño, desapareciendo tranquilamente en su delicado cuerpo. La visión de mi pene penetrando lentamente pequeño coño de Alicia añadió a las fantásticas sensaciones las ondulaciones que el interior de su vagina estaban produciendo en mi pene. Tenía que tener una mejor visión. Me di la vuelta a los dos por lo que ella estaba firmemente arriba de mi y luego de asegurarme de que estaba totalmente empalada en mi pene me deslicé hacia el final de la cama y me puse mis pies en el suelo. ‐ Abrázame con fuerza-- Di un grito ahogado. Ella envolvió sus bracitos alrededor de mi cuello. Sus pequeños pezones duros apremiantes en mi pecho. Con cuidado, empujando a mí mismo fuera de la ...