1. Sandra, una mosquita no tan muerta


    Fecha: 07/03/2018, Categorías: BDSM Autor: zipoton, Fuente: RelatosEróticos

    ... para aprovechar y broncearme a la vez que luzco cuerpo. Noté como Sandra también me miraba de arriba abajo, y creo que le gusté desde ese primer momento. La primera semana cumplimos con lo prometido y corrimos nuestra hora y media larga, machacando nuestros cuerpos bajo un sol abrasador. De haberse rendido alguno de los dos, seguramente hubiese sido yo, pero no iba a mostrar debilidad alguna ante una chica y menos como Sandra. Nuestras conversaciones hicieron que esa primera conexión fuese más profunda día a día, coincidíamos en muchas cosas y puntos de vista vitales. El lunes de la segunda semana yo tenía una entrevista de trabajo en el centro, cerca de la casa de Sandra y decidimos correr por un parque de su barrio, completamente llano y con ambiente más urbano y pijo también. Decidimos que dejaría la ropa para la entrevista en su casa y después de correr me duchaba allí mismo. Al llegar a su casa, me quedó claro su nivel de vida. Creo que ni en mil años de trabajo me podría yo permitir una choza semejante. Pese a todo, me encantó como la tenía decorada y sus gustos para todo. Me señalo donde estaba el baño de la habitación de invitados en laque me podía duchar y cambiar y se fue hacia el suyo. Me desnudé enseguida, puesto que solo tenía que quitarme el pantalón y las zapatillas y entré en la ducha. Era una ducha enorme, para dos o tres personas equipada con columna de hidromasaje y una grifería termostática bastante complicada. A duras penas conseguí que saliera algo de ...
    ... agua, pero ni estaba caliente ni salía por la ducha superior, así que le grité a Sandra pidiendo ayuda. Ella entró casi al instante porque aún estaba en el pasillo y frenó un poco al ver que yo estaba completamente desnudo y algo mojado. “- No pasa nada, estoy acostumbrado a que me vean desnudo, y no creo que sea el primer tío que veas en bolas”, le dije en tono cariñoso. Ella serió y se metió en la ducha para explicarme cómo funcionaba. En ese momento pude observarla mejor y bien cerca. Llevaba una combinación de braguita y sujetador deportivos, notando sus nalgas prietas y separadas por ese hueco tan sexy. Al girarse rozaron sus pezones mi pecho. Yo ya estaba algo morcillón, con lo que decidí dar un paso y me acerqué a ella hasta acorralarla entre la grifería y yo y abrí el agua. En esa situación solo hay dos salidas: o ella es una niñata creída y se enfada y te manda a la mierda, o te sigue el juego y aunque no llegue nada sexual, lo acabáis pasando bien. En el caso de Sandra fue la mejor reacción.Llevó mis manos hacia sus pechos y me dejó hacer. Poco a poco fui metiendo mis manos en su sujetador, subiendoselo y masajeando sus duros pechos. Con sus pezones erectos entre mis dedos, fui empujándola contra la pared con mi cadera y pene ahora ya en plena izada. Ella se quitó la braguita y se puso de puntillas para que la penetrase con facilidad desde atrás. Me bastaron una veintena de embestidas para correrme dentro de ella, estaba muy excitado y llevaba un par de semanas sin ...