La isla de los placeres mortales (Enter the Dame) En 120.0
Fecha: 07/03/2018,
Categorías:
BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... no más de veinte metros de donde se encontraba, divisó un yate con este nombre, aproximadamente de unos treinta metros de eslora, cuatro hombres estaban sobre la cubierta, parecían estar atentos a quienes pasaban transitando, sería mucha la coincidencia, o era el yate que estaba buscando, vaya que es pequeño, “pensó” como serán a los que llamará grandes Dupont, luego recordó eso de la “confianza mutua” que este había expresado en el club hace unos días. Bueno las cosas se estaban dando según lo planeado, me gusta, si me gusta “Pensó la chica”, y se aproximó sintiéndose ahora mucho más tranquila. Sin lugar a dudas se trataba del mentado navío, los cuatro hombres eran parte de la tripulación, que en ese momento recibían y atendían a las dos mujeres que Paula había advertido momentos antes, observando cómo eran invitadas a abordar la nave por el que parecía ser el jefe, que sobre la cubierta, apremió las acciones, indicándole a dos de los marineros presentes, que asistieran y acompañaran a las invitadas, conduciéndolas al interior del yate, a la vez que se volvía a poner atención a Paula que se hallaba aun sobre el muelle, deduciendo que probablemente era otra de las invitadas que se aproximaba. El individuo saludó desde la cubierta haciendo señas con la mano a Paula que se encontraba sobre el muelle, y formando un cono con ambas manos, se las llevó a la boca vociferando en español con un marcado acento griego: -¿Es usted invitada del señor Dupont? -Sí así es, le contestó la ...
... morena a viva voz. Entonces el sujeto descendió presto desde la cubierta al muelle a través del pequeño puente inclinado, este vestía uniforme blanco con insignias alusivas, una gorra de capitán con la típica ancla distintiva, que a diferencia del resto de la tripulación quienes iban uniformados en forma menos ostentosa, con un aparatoso proceder se presentó: -Permítame presentarme yo soy el capitán del yate, Theo Theodoridis, sea bienvenida a bordo, yo y mi tripulación estamos para servirla. Debo decirle que han sido muy puntuales a la hora de llegada, lo cual le agradecemos, puesto que por fortuna la mar estaba calma, por lo que pudimos atracar junto al malecón, sirviéndonos solo con las defensas del yate y un par de amarras, y no tener que echar anclas mar adentro para comodidad de ustedes y la nuestra, por lo que debemos abandonar el embarcadero mientras se mantengan las condiciones del tiempo y no abusar de nuestra suerte, dicho esto con un gesto indicó a unos de los tripulantes que subiera el equipaje de la joven muchacha, luego con un teatral ademán extendió el brazo a manera de invitación diciendo: -Por favor… La chica imitando el comportamiento del capitán aceptó la insinuación acentuando con un tenue movimiento de cabeza, y haciendo una burda reverencia, subió al yate, seguida por su amable anfitrión. Una vez a bordo el capitán la acompañó hasta un camarote, diciéndole: -Como usted debe haber visto hace algunos instantes subieron dos mujeres, a quienes no conoce ...