1. La isla de los placeres mortales (Enter the Dame) En 120.0


    Fecha: 07/03/2018, Categorías: BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... “La loca”, desde su incómoda posición, intentó atrapar del cuello a Rouge, y esta haciendo ostentación de lo poco que tenía que afanarse para evitar la inútil intención, le quitó las manos de su cuello, cogiendo los dedos de la infeliz, y con estudiada parsimonia empezó a doblárselos hacia atrás lentamente, hasta quebrárselos uno a uno, oyéndose el crujir de las falanges, seguidos por los gritos y aullidos de dolor de la martirizada “Loca”. Seguidamente se dirigió hasta nosotros, consultándonos si queríamos más. Quienes conocían sus torcidos talentos, guardaron silencio, esperando con ansias que continuara su excitante exhibición con uno de sus imaginativos términos de faena, los que ella sabía hacer con lucidas rutinas para regocijo del honorable y respetable público, explicaba la sueca con sarcasmo. -Tu forma de contar los hechos, me encienden, le dijo la latina, mientras acariciaba por debajo de la mesa las piernas de la rubia muy cerca de su sexo, con la clara intención que esta no parara de describir los sucesos. Reanudando Ebba con su exposición, detallaba como la francesa se movía, frotándose impúdicamente enfrente de la maltrecha Paula, que apenas si podía sostenerse en pie, viendo como sus manos se agitaban con involuntarias convulsiones, y sus quebrados dedos ya no le respondían. En otro pasaje Ebba le ilustró la manera en que Rouge frente a “la loca” pasaba los brazos de esta con fingido desinterés por detrás de los caños horizontales sin tener ninguna oposición ...
    ... por parte de esta, sujetándola firmemente de los antebrazos de cara a ella, para evitar que se desplome, iniciando una serie de duros golpes de rodillas al estilo “Muay Thai”, en las costillas, abdomen y piernas. El castigo recibido hubieran sido más que suficiente para ocasionar un inmediato desmayo en cualquier tolerante persona, pero gracias a las drogas suministradas, pudo resistir los embates con algunos quejidos durante algún tiempo, luego del cual, la confundida mujer, empezó a tener recién conciencia, aunque veladamente, de su estado y situación. Continuando luego Ebba con su historia: -Yo observaba atentamente a Rouge cuando miró al sudamericano, quien le hiso una tenue señal, la que acusó echando su cabeza hacia atrás para darse impulso, y presionar a “la loca” en contra las barras con su abdomen, pelvis y muslos, inmovilizándola totalmente. Paseando luego su lengua por el borde de sus labios, arrastrando la saliva que se le escapaba de ellos, para acumularla en su boca y escupirla súbitamente en el rostro sanguinolento de la latina, a la que tomándola por el cabello, la observó por algunos instantes con la expresión de no estar muy conforme por el trabajo efectuado hasta ahora, pensando seguramente, cómo podría hacer para exhibirse con mayor ensañamiento. -Entiendo muy bien ahora las expectativas que tienen, o mejor dicho que tenemos, tanto los espectadores como nosotras, al asistir a estos eventos, por lo que tú me cuentas no pueden ser mayores mis ansias a que ...
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