El renacer de un viejo 2. Follado y humillado
Fecha: 16/03/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Yakul, Fuente: SexoSinTabues
... boca se veía que le faltaba una paleta y se apreciaban varias caries. Iba vestida solamente con un tanga blanco que se estaba convirtiendo en color marrón por la falta de lavado. Las tetas eran pequeñas, apenas dos pimientos morrones que colgaban sobre la barriga prominente, terminando en dos pezones larguísimos. Para terminar de arreglarlo estaban llenos de pecas y manchas. Las piernas eran muy largas, con unas rodillas grandes, amorfas, artríticas, y acababan en unos pies que llevaba descalzos, lo cual permitía ver las uñas. Las de los dedos gordos estaban negras de haberse dado numerosos golpes. La del meñique izquierdo no existía. En uno de los pulgares tenía un callo que parecía un dedo dentro de otro dedo. En el brazo derecho tenía un tatuaje carcelario, en forma de corazón y unas letras difíciles de ver. Al mirarle el tanga vi que el huevo izquierdo le salía por el pernil. Lo peor quizás fuera el olor a sudor agrio y reseco que emanaba de ese cuerpo, así como el olor a tabaco, alcohol y caries que salió de la boca cuando la abrió para decir -Me has pillado cagando. Pasa. Al entrar en la casa vi que estaba igual que la dueña. En un pequeño salón se acumulaba toda clase de ropa sucia. Sobre la mesa había varios platos con comida sin recoger y un cenicero lleno de colillas. Frente a una televisión apagada, un sofá de tres plazas cubierto con una sábana que en su día era blanca y ahora no tenía un color definido. Ahí estuve a punto de irme. Tengo ochenta años y me queda ...
... poco, pero tampoco quiero morir de una infección, pero cuando me disponía a irme me puso una mano en la polla, que curiosamente empezó a despertar, así que decidí quedarme, a ver qué tal follaba Silvia la cerda. --Son veinte euros – Me soltó – Nos la chupamos, nos follamos y hoy voy a correrme. Hace dos días que no me follo a ningún viejo. Algo cortado saqué un billete de veinte euros arrugado del bolsillo. Se lo di y me dijo que me desnudara. Puse la ropa sobre una silla y por último me quite los calzoncillos, dejando el rabo morcillón a la vista. Estaba excitado por la situación tan sórdida en la que me estaba metiendo. Silvia se había sentado en el sofá. -Ven, cómeme el rabo. Se te ve con cara de hambre. Me arrodillé frente a ella. Cuando fui a bajarle los calzoncillos me llegó el olor de su entrepierna. Orina y heces. Frescas y viejas. Sudor. Suciedad. Dudé un segundo. Ella se dio cuenta y cogiéndome la cabeza con la mano derecha me acercó de un tirón hacia su paquete. La nariz se me apretó contra el tanga. El olor era repulsivo. Con la otra mano se sacó el rabo. La tenía flácida. --Chupa. ¡Chupa viejo! Me la fue dirigiendo hacia la boca, pero me negué a abrir la boca. Aquello era como chupar los aseos de una estación de tren. Viendo mi indecisión decidió vencerla dándome un bofetón. --¡CHUPAMELA MARICON DE MIERDA! Me volvió a abofetear dos veces. Estaba asustado. Nunca me había pasado algo así. Le dije que dejara de pegarme. Me volvió a abofetear. Finalmente abrí la boca. ...