Qué pasaría si... El Brujo Escarlata (2/3) - Relatos Eróticos

Qué pasaría si... El Brujo Escarlata (2/3)

... cortos, reclamando atención. Y no llevaba calzoncillos.

—Vamos —le dijo Stark masajeando en movimientos circulares sus ingles— Continua.

Peter volvió a bufar antes de continuar.

—Y entonces… he oído un gemido —siguió contando, como podía.

Sentía las manos de Tony sobándole, a veces un rocecillo casual llegaba a sus huevos a medida ¡Dios! Iba a reventar. El bulto en sus pantalones del calentón que llevaba era más que evidente. Y aun así Tony seguía masajeándole tranquilamente…

¡Dios!

—…Y entonces me he asomado… y he visto esa polla —suspiró. Podrían freir huevos en su cara del calenton que llevaba—. Y…¡oooooh!

Notó un roce en su polla, una pasada al hacer el masaje.

—Y ¿querías comértela? —dijo Tony—. ¿A que sí?

—Sí ¡Joder! Quería metérmela en la boca y… metérmela hasta la tráquea.

—Estarías cachondo como un mono ¿verdad? —dijo Tony y Peter notó otro roce en sus huevos—. Ni si quiera te importaba que acabará de soltar la meada.

Peter intentó mirar a Stark pero este sacó la mano —lo que en ese momento era lo peor que podía hacer para castigarlo— y le volvió a echarle la cabeza hacia atrás.

—¡Oh! —gimió suplicante—. Señor Stark…

Stark volvió a meter la mano en la pernera del pantalón y esta vez notó como ambas manos recorrían sus muslos hasta encontrar su polla entre sus piernas.

—¡Ooooh! —gimió Peter.

—Sigue contando, chaval —dijo Stark, aunque ahora su voz sonaba un poco ansiosa, acariciando su polla con tranquilidad—. ...

... Venga.

—Y cuando me ha visto… me ha dicho que se la chupe, y me he puesto de rodillas. Y me a frotado la polla por toda la cara… luego me ha meado encima… y luego por fin me la he podido meter en la boca —gimió sintiendo como las manos de Stark, calientes, le masajeaban la polla.

—Ya veo —dijo Tony—. ¿Y pensabas en pollas? ¿Pollas grandes y jugosas?

—¡Ooooh!

Tony, asegurándose de que no mirase acercó la cara a la entrepierna del chico y inspiro hondo ese olor a huevos sudados y encerrados, antes de darle una lamida a la entrepierna de los pantalones.

—¿Pensabas en la fiesta de hace un par de días?

—¿Acaso hay algo más… en lo que pueda pensar? —respondió Peter al límite—. ¡Oh, joder!

Entonces Stark sacó las manos del pantalón, abandonando la polla de Peter y se puso en pie, dejando al chico al borde de correrse con tanta excitación, aunque el chico estaba demasiado relajado por el masaje como para sobresaltarse y apenas movió la cabeza hasta sintió que se situaba a su lado, y de pronto tenía el paquete del señor Stark delante de su cara, un buen paquete, sí señor.

Le costó bastante incorporarse, amodorrado por el masaje.

—Pues parece que tienes las hormonas a topa —dictaminó Stark— Sí. Estas completamente revolucionado.

Sin cortarse un pelo Peter empezó a agarrar y acariciar ese bulto con una mano.

—Y que lo diga —dijo mientras pasaba la mano con suavidad—. Estoy… más cachondo que un mono.

—Sí. Yo diría que estas más cachondo que una puta.

Peter ...