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Esta tarde en el hotel
Fecha: 21/03/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Arrikitawn, Fuente: CuentoRelatos
... antifaz puesto y las manos sobre los muslos. Con puntualidad inglesa la puerta de la habitación se abrió. Se oyeron pasos, la puerta se cerró y los pasos se movieron hacia la zona de la habitación donde estaban la mesita y los sillones. Oí ruido de ropa, probablemente se estaba quitando el abrigo. Sabía que no debía de decirlo pero no me contuve: -¿Eres tú Raúl? Silencio. Los pasos cesaron y se oyó el ruido que alguien hace cuando se sienta en un sillón. Notaba los latidos del corazón en la garganta. Estaba hiperventilando. Empecé a acariciarme los muslos con las manos. Desde las rodillas hasta la vulva. Por dentro y por fuera. Me elevé un poco sobre mis talones y acaricié con mis manos mis pantorrillas hasta llegar a los pies. Me acaricié la planta y los dedos de los pies por debajo de mi culo mientras el propio movimiento de los brazos hacia atrás, hacía mi pecho más prominente y mis pezones más visibles. Me giré un poco para estar de frente a donde sabía que estaban los sillones. Al fin y al cabo lo que se espera de una chica de un peep show es que todo se haga bien visible a los ojos del cliente. De esta forma era posible verme desde allí la profundidad de mis muslos y mi pubis depilado. Fui subiendo con mis manos por mi cintura hasta mis pechos y me los acaricié suavemente. Tenía los pezones de punta. Me sujeté mi pecho izquierdo con mi mano izquierda y metí dos dedos de la mano derecha en mi boca, me los llené de saliva con ella mojé la aureola y me ...
... apreté el pezón. Repetí la operación con mi pecho derecho. Varias veces. Los pezones me dolían pero me ayudaban a mantener mi mente en la realidad de la situación. Y sabía que le gustaría. Es lo que se espera de un buen espectáculo porno. Yo llevaba un rato gimiendo, pero me di cuenta de repente, como con un susto. Estaba ya de lleno en mi papel. Me giré sobre mí misma y me puse a cuatro patas. Empezaba el segundo acto. Agaché los hombros hasta que casi tocaban las sábanas y me pasé una mano entre los muslos, tocándome el ano con el dedo anular, que todavía estaba mojado de saliva. Recorrí todo lo despacio que pude el espacio entre mi ano y mi clítoris. Metí el dedo en mi vagina y lo saqué completamente mojado. Era evidente que la artista estaba disfrutando del espectáculo tanto como el público. Repetí la escena y un espasmo sacudió mis piernas. El orgasmo estaba a la vista. No se oía el más mínimo ruido en la habitación. Ni un suspiro, ni una respiración. Me tumbé sobre la sábana mirando hacia el techo. En todo momento cuando me movía procuraba seguir las normas del espectáculo. Movimientos sexy. El pie siempre estirado y de punta. Separé las piernas de forma que mis pies apuntaban a las esquinas de la cama y mi vulva quedaba visible. Con mi mano izquierda me acariciaba los pechos y con mi mano derecha el clítoris. Me apretaba los pezones hasta que no podía soportar el dolor. Me costaba mantener las piernas abiertas, mi coño me decía que las cerrara para facilitar el ...