El nuevo maestro del pueblo (13)
Fecha: 01/04/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
... se si todo.
- Y sabes donde guarda las grabaciones?
- No quiero meterme en un lio. Si se entera la condesa de que le he dicho algo será muy cruel conmigo y también con mi marido.
- Te aseguro que no se enterará, pero necesito saberlo. Quizás te puedas beneficiar de ello.
- Cómo?
- Pues a lo mejor consigo de que solo hagas lo que te guste, y no todo lo que te ordene. Supongo que hay cosas que haces que no te gustan.
- Si… algunas.
- Pues si me das esa información podre hacer que la condesa no te mande esas cosas.
- Vale… confiaré en usted, pero espero que no me meta en un lio.
- Tranquila, no lo haré.
- Hay una especie de armario pequeño entre los libros de la sala pequeña. Lo tiene cerrado con llave y solo la he visto abrirlo una vez delante de mi. Creo que allí es donde guarda esos secretos.
- Gracias Elena. Te prometo que no sabrá que me has dicho nada, y ya veras como las cosas… mejoran.
Me despedí de Elena a medio camino del palacete y volví a la iglesia. Entré y llegué hasta la puerta de la oficina del cura. Antes de llamar escuché para saber si estaba solo, y como me temía, no lo estaba. Se oían gemidos y susurros, y me asomé por la cerradura. Había una señora vestida de oscuro postrada sobre la mesa con la falda levantada y el culo en pompa. Pude ver como las bragas colgaban a mitad de sus muslos y a Ramón con la bragueta abierta dándole matarile. No podía verla lacara, pues la tenia hundida entre sus brazos sobre la mesa, pero ...
... podía oír sus gemidos de placer. Las piernas delgadas parecían temblar, y su estrecho culo se abría a cada empujón. No había conversación, tan solo el sonido de sus jadeos y chof-chof de los huevos de Ramón al chocar contra las nalgas. El cura aumentó el ritmo y pude notar en su cara que se estaba corriendo. Me retiré de la puerta, y me escondí tras una de las gruesas columnas.
Al momento la mujer salió sonriente. Debía de tener algo mas de cincuenta años, y ahora totalmente vestida no pude apreciar su cuerpo. Tan solo su cara, una cara alargada de piel blanca, con ojos grandes y nariz pequeña, y nada de maquillaje aparente. Cuando salió por la puerta de la iglesia llamé al despacho.
- Quien es?
- Soy Roberto.
- Joder Roberto, vaya susto que me has dado. Entra, entra.
- Y por qué te asustas? – pregunté riéndome.
- Porque no esperaba a nadie a estas horas.
- Por eso te estabas follando a la que ha salido?
- Hay que tener a las feligresas contentas. – sonrió – Y tú que quieres a estas horas?
- Charlar un rato.
- Iba a ir a la taberna a tomarme un vino, pero ya que has venido nos lo tomaremos aquí.
Sacó la botella y dos vasos y después de servir el vino dimos sendos tragos.
- Quería preguntarte por el lio que tiene montado la condesa.
- Ya te he contado todo lo que sé.
- Todo no. Todavía no se que saca ella con todo esto. Si complace a gente de alto nivel será porque le darán algo a cambio.
- No lo sé seguro, pero creo que está comprando ...