La Polla de Tomás 21 - Relatos Eróticos

La Polla de Tomás 21

... dos de sus mujeres con Glend.

- ¿Este que hace aquí Glend?

- Es el comprador, el que va a ser nombrado por mí, titular de la compraventa, bueno, su empresa.

- Tenías que habérmelo dicho antes, quizás no me hubiera interesado la operación.

- Aun estas a tiempo de no firmar, la verdad es que a mí personalmente el interés por tus talleres es ninguno.

En estos momentos entró Rut con una abogada. También apareció el interventor del banco de los acreedores.

- Buenos días. Hola Tomás ¿Qué haces aquí?

- Mi empresa va a ser la titular por designación de Glend de los talleres y las concesionarias.

- ¡Caray muchacho! Tienes una buena madrina.

- La verdad es que Glend es Adorable.

- Ya, ja, ja, ja.

Rafael se miró con cara de mosqueo la familiaridad de su mujer con Tomás. Aquella mujer que dentro de unas horas seria detenida por Carolina estaba hermosa y parecía que le gustaba la situación de ver a su marido humillado.

El notario les leyó la escritura de compraventa con todas sus cláusulas. En el momento de la firma y pago, la posesión era instantánea, les leyó la cláusula que Carol introdujo, el de pedir permiso para recoger sus enseres personales.

Después de firmar y repartir las cantidades de dinero, Rafael se disponía a marchar cuando Rocío le alertó.

- Las llaves del Ferrari señor Rafael.

- ¿Cómo? El Ferrari es mío.

- No señor Rafael, ahora es nuestro, es un bien de los talleres, además consta en el inventario.

- Pero es un objeto ...

... personal.

- No señor, si quiere le leo el artículo al que se refiere objetos personales, el Ferrari es de la empresa.

Rafael indignado tuvo que escuchar en voz del notario la exigencia de la entrega de llaves del vehículo.

Tomás, se le subió el orgullo a tope, se enorgulleció de la listeza de Rocío y la firmeza con la que trató el tema, su pronta adquisición de conocimiento para un tema surgido.

Glend, se rio y Rut por sus adentros también de la cara de bobo con la que se quedó Rafael. Se fue indignado, sin su orgullo y sin el “Ferrari”, dejando a los presentes despidiéndose en la notaria. AFRODITA ya era propietaria de un bien inmueble industrial.

Ya eran la una, pero decidieron acercarse a los talleres. Tomás llamó a Luisa.

- Hola Tomás

- Hola Luisa, me retrasaré un poco, llegaré sobre las dos, disculpa.

- No pasa nada Tomás a las dos iré hacia allí, no es mala hora.

Tomás llamó al club de golf y reservó una mesa en sala privada con televisor y conexión internet. Isabel su jefa de seguridad contrató a dos personas para que siguieran y grabaran las detenciones de Rut y el alcalde. Debían seguir a ambos hasta la llegada del momento. Llamó también al periodista local para darle una exclusiva, le advirtió que estuviera pendiente de su móvil que le mandaría mensajes interesantes.

Hoy solo había un encargado por edificio, mañana tenia consejo el sindicato y presentación de la nueva propiedad. El Ferrari estaba aparcado casi en la puerta de la notaria. ...