1. ¿Por qué a mí? Capítulo 49


    Fecha: 09/04/2024, Categorías: Gays Autor: Jesus tsukishiro, Fuente: TodoRelatos

    ... no! – Trataba de detenerme.
    
    – Por cierto muy rico todo y buen lugar, felicitaciones, adiós. – Seriamente daba unos pasos y al regresar la mirada lo veía a él caminar con dos hombres.
    
    – ¡Job! – Aníbal mostraba una sonrisa amable.
    
    – Aníbal. – Lo miraba serio.
    
    Él me abrazaba fuerte como si no estuviese sucediendo nada; Anabela se levantaba.
    
    – Pediré que les traigan unas bebidas, ¿Gustan algo? – Siendo amable.
    
    – Yo quiero un Martini por favor. – Sebastián se mostraba sonriente.
    
    – Yo un whisky en las rocas. – Cristián hablaba.
    
    – ¿Y ustedes, Job, Aníbal? – Anabela tratando de disminuir la tensión.
    
    – Yo quiero un tequila doble por favor hermana. – Aníbal se sonreía algo nervioso.
    
    – Y yo quiero un triple de favor Anabela. – Seriamente hablaba.
    
    – Bien, en unos momentos los traen, siéntense, la casa invita. – Anabela se iba.
    
    Nos dejaba a los cuatro en una situación algo incomoda y tensa.
    
    – ¿Sucede algo Job? – Aníbal preguntaba confuso.
    
    – No nada, sólo es que no nos has presentado. – Le respondía tratando de calmarme.
    
    Y es que en mi mente estaba elaborando sin fin y un más de historias relacionadas con esa pareja y Aníbal, o algo oscuro y turbio que exista en la vida de Aníbal y no me haya querido decir; ¡ya sé!, me victimizo y me complico la vida, pero debo calmarme, debo ser yo, debo ser maduro, así que debo fingir que no sucederá más nada, sólo dejar fluir las cosas.
    
    – ¡Oh es verdad, que idiota soy, perdón! – Exclamaba Aníbal algo ...
    ... apenado.
    
    – No te preocupes hermano, suele pasar. – Decía Cristián sonriendo.
    
    – Si, bueno, perdón. – Aníbal nervioso.
    
    – Bien, ellos son Cristián y Sebastián, son, ¿lo puedo decir? – Aníbal se dirigía a ellos nervioso.
    
    – Sí, sí, no pasa nada, mira te lo facilito. – Se sonreía Sebastián.
    
    – Hola mucho gusto, yo soy Sebastián fui o soy, como quieras tomarlo, el psicoterapeuta de Aníbal y este hombre vestido de negro medio rockero es mi esposo, Cristián. – Sebastián extendía la mano y me sonreía.
    
    De sólo verlo me comenzaba a calmar y relajar, su voz es muy dulce y eso me gustó mucho, así que respondí al saludo.
    
    – Un gusto en verdad, yo soy Job. – Estrechábamos las manos.
    
    – ¡Así que tú eres el famoso Job! – Sebastián sonriendo muy lindo.
    
    – ¿Famoso? – Preguntaba confuso.
    
    – Ups, perdón, cometí una indiscreción y una falta a mis códigos de ética. – Sebastián se avergonzaba.
    
    Yo volteaba a ver a Aníbal que estaba más rojo que el color del mantel.
    
    – No entiendo. – Dije sin comprender la indirecta.
    
    – No pasa nada, mejor que no entiendas. – Cristián abrazaba a Sebastián sonriendo avergonzado.
    
    – No sí pasa, cometí un error profesional, disculpa. – Él se dirigía primero a su esposo y luego a mí.
    
    – Disculpa, es que no debí usar esa expresión, pero has sido un tema de charla en mi consultorio, nada malo, sólo cosas buenas. – Sebastián se sonreía algo apenado.
    
    – Perdón Aníbal, estoy metiéndote en problemas por mi indiscreción. – Sebastián se disculpaba ...
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