Las desventuras de Elvira y Valeria - Relatos Eróticos

Las desventuras de Elvira y Valeria

... le brindaba, especialmente si tenían que ver con una mujer adinerada como la que tenía delante. Sin embargo aquello la había pillado desprevenida.

—Me está… ¿me está buscando a mí?

La joven rubia suspiró, pulsó un botón y la ventanilla comenzó a subirse.

—Déjalo, buscaré a otra.

María acercó rápidamente las manos y colocó los dedos por encima de la ventanilla, tratando de detenerla.

—Por favor, no, señorita, estaré a su disposición, tal y como dije, ¡AY!

Se había pillado los dedos con el cristal pero, tras unos segundos dudando, la rubia adolescente decidió bajar la ventanilla de nuevo.

—Entra en el coche por la otra puerta.

María obedeció. El coche paró en seco y la puerta se abrió sola. Entró y se dio cuenta de que había varias esclavas desnudas dentro del coche. Un hombre maduro conducía.

—Este es Manuel—dijo señalándolo—aunque yo sea una mujer poderosa no se me permite tener esclavas, pero él es un guardaespaldas que le pago a mi novio que impide que nadie meta sus narices en mis asuntos. Si quieres desayunar algo cómete uno de los bollos que te ofrecerá Mai—dijo ella mientras la esclava que se hallaba entre los dos asientos levantaba una bandeja llena de unas medialunas brillantes como el oro.

Mai se llevó una a la boca con avidez pero en ningún momento pudo dejar de mirarle las tetas a la señorita.

—Podría… podría saber, señorita…

—Señorita Valeria, para ti.

—¿Podría saber, señorita Valeria, por qué lleva las tetas al ...

... descubierto? Sé que casi todas las mujeres deben llevarlas en el trabajo, pero… ¿no le ahorraría el no hacerlo el riesgo de que la violaran? ¿Podría preguntarle también… qué piensan hacer conmigo? ¿Me va a pagar?

—No necesito ir con las tetas al aire para que me violen. En mi trabajo lo hacen de todas formas, pero en vez de hacerlo las 3 veces reglamentarias solo me tocan dos, porque soy la hija del director. Algunas tenemos mucha más suerte que tú, «negrita». ¿Cuándo fue la última vez que te violaron?

—Fue… esta mañana, cuando fui a comprar algo de arroz. Así me sale más barato—respondió María encogiéndose de hombros.

—En cuanto a tu segunda pregunta—continuó la joven rubia—mi novio disfruta usando zorritas tontas, pobres y libres como tú… sobre todo cuando son morenitas, aunque no me canso de decirle lo asquerosas que sois todas…. Y yo voy a llevarte al yate de mi papá hasta que venga él de atender unos asuntos. Una vez hayas terminado tu servicio, en máximo 24 horas, te pagaré 100 dólares.

María se quedó petrificada. Ella vendía su culo por muchísimo menos cuando hacía falta. Con solo 5 dólares podía permitirse comer durante casi una semana. Miró a Valeria y asintió con la cabeza.

—Seré la perrita de su hombre entonces, señorita Valeria.

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Feli contempló una vez más el techo de su habitación. Se encontraba molesta. No furiosa, solo molesta. ¿Qué narices hacía Néstor en su propia casa, hablando con su marido?

Sacudió la cabeza. Les había dicho que iba al ...