Las desventuras de Elvira y Valeria - Relatos Eróticos

Las desventuras de Elvira y Valeria

... charlar con su marido y con Néstor y luego fue a arreglarse para salir de casa. Los viernes por la tarde tenía que volver a la fábrica a actualizar el inventario y a cerrar con llave hasta el lunes por la mañana. A cambio de ese pequeño esfuerzo extra, por supuesto bien remunerado igual que el resto de sus horas, disfrutaba de ser la única empleada que podía quedarse con el mismo horario y organizar ella misma los horarios de las empleadas de la oficina, incluso añadir días de violación a su cómputo, siempre y cuando consultase antes a su hermano.

En la Ferretería las mujeres de la oficina podían ser violadas dos veces a la semana por sus compañeros oficinistas, incluso si eran subalternos, y una vez por los trabajadores de la planta, siempre, eso sí, en horario laboral. De esa forma no tenían que preocuparse por llegar tarde a casa por culpa de los hombres del trabajo. Era uno de los pocos logros del movimiento feminista argentino, el MFA, tal y como se conocía popularmente a la multitud de organizaciones y comités femeninos que decían trabajar por los derechos de las mujeres pero que hacían el trabajo sucio al gobierno argentino encontrando comodidades para hacer más llevadera la paulatina implantación de la Ley Obligatoria de Esclavitud Femenina. El gobierno argentino había comenzado a implantarla antes que los estados Unidos, en 2020, pero la había dividido en secciones que iba aprobando poco a poco. Aquel año, en 2025, ya se habían implantado cambios relativos a la ...

... reforma del matrimonio y Feli temía que tendría que acabar siendo una esclava de su marido, aunque ninguno de los dos lo deseaba puesto que ambos se habían decantado por el ya en desuso matrimonio igualitario, el cual habían renovado tras la implantación inicial de la LOEF.

Cuando salió de su habitación, cambiada, maquillada y vestida con una preciosa falda de color rojo, regalo de su querido Martino, se dio cuenta de que su marido seguía hablando con Néstor. Maldición, ¿qué narices haría el novio de su sobrina en su casa, hablando con su marido? Cosas de hombres, pensó. Mejor no preguntar. Se despidió de Martino con un beso y se dio la vuelta.

—Feli, deja que te lleve yo en coche—dijo Néstor—, tengo que pasar cerca del Parque Industrial para ir al puerto, debo buscar unas herramientas en barco de tu hermano.

—Él... ¿Damián te ha dejado las llaves? —preguntó Feli dándole otro beso a su marido, que le dio un pequeño azote, y cogió las llaves de un cuenco en la encimera para salir delante de Néstor.

—Ya sabes que sé manejarlo. El fin de semana pasado él no pudo salir a navegar así que me dejó el yate para hacer un pequeño viaje con Vale...

«Esa niña desagradecida», pensó Feli mientras bajaban las escaleras, aunque no lo dijo en voz alta. Su aversión tanto por su sobrina Valeria como por su cuñada, Elvira, era inmensa, pero también un secreto que pensaba llevarse a la tumba, al menos delante de su familia y, ante todo, de su hermano. Sin embargo nunca trataba de ...