Chantaje a Marina - Relatos Eróticos

Chantaje a Marina

... negro y blusa blanca, mi marido tenía razón, no era atuendo para una fiesta pero tampoco iba a ninguna. Logré aparcar el coche, entré en el hotel y subí a la quinta planta, donde se encontraba la habitación, llamé y Clara salió a abrir.

- Hola, Marina - me saludó - Pensaba que no venías.

- Hola, Clara - le respondí yo - He tenido problemas para encontrar aparcamiento, esta zona está bastante mal para eso.

Ella me invitó a entrar en la habitación, llevaba un albornoz de color naranja, parecía que se había duchado recientemente.

- Siéntate, Marina, ¿Quieres tomar algo? - me ofreció.

- No gracias, prefiero estar de pie.

- Como no abandones ese tono tan hostil puedo enfadarme y eso sería muy malo para tí.

- ¡Por favor, Clara, dime lo que quieres de mí! Intentaré darte lo que pidas.

- Ya te dije el otro día que no necesito dinero, no quiero eso.

- ¿Entonces qué? Yo no te hecho nada, solo me acosté una noche con tu hermano, no creo que fuera algo que te afecte a tí. Además, él estuvo de acuerdo.

- Eso se notaba cuando estabáis los 2 en mi cama. Pero eres una mujer casada, Marina, una madre de familia con una prometedora carrera, no está bien que te acuestes con otros hombres y, además, mucho más jóvenes que tú, ¿No crees?

- Yo no... es que...

Clara se levantó y se colocó frente a mí.

- No tienes que darme ninguna explicación, Marina, no me importan tus motivos.

Se acercó todavía más, y comenzó a pasar uno de sus dedos índice por mis ...

... labios despacio, después bajó por mi cuello y llegó con él hasta el pantalón, volviendo a repartir lo mismo.

- ¿Qué estás haciendo? - le pregunté sorprendida.

- Como soy la hermana mayor, siempre he tenido celos de mi hermano, cuando a él le compraban un juguete, yo lo quería para mí, y, como no me lo daban, me enfadaba - respondió ella pasando una y otra vez el dedo.

- No entiendo donde quieres llegar.

- ¿No tienes hermanos pequeños, Marina?

- No.

Clara me quitó la chaqueta, ahora eran los dedos de sus 2 manos los que iban recorriendo con suavidad, por encima de mi blusa, la parte superior de mi cuerpo.

- Entonces no entenderás que sea un poco envidiosa, y quiera lo que él tiene.

La situación me resultaba bastante embarazosa, Clara seguía moviendo sus manos por mi cuerpo mientras me miraba de forma lujuriosa.

- Clara, solo me acosté una vez con tu hermano - traté de explicarle - Ya no he tenido nada más que ver con él.

Ella no me respondió, se limitó a poner sus labios sobre los míos. Yo se los negué.

- Te equivocas, Clara, soy una mujer casada - Una mujer casada que se acuesta con jovencitos.

Volvió a poner otra vez sus labios sobre los míos.

- ¡Esto no puede salir bien, Clara, a mí no me gustan las mujeres!

- ¿Cómo lo sabes si no has probado nunca? Además, no tienes elección, ¿Has olvidado el vídeo con mi hermano? Así que no te resistas.

Tenía razón estaba en sus manos, ahora literalmente, así que me quedé quieta. Ella seguía ...