La perversión me sedujo 19 - Relatos Eróticos

La perversión me sedujo 19

... junto con Diana que la suya era de color roja.

La dos se dieron la vuelta, poniendo sus culos en pompa para apoyar sus brazos en el suelo, junto con su cabeza, mientras comenzaban a darles zapatillazos en sus culos, pegando unos gemidos de dolor. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de placer. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de placer. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer.

–¡Zas! –¡Zas! –¡Uno, dos mi Ama Patricia, mi Ama Diana! –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer.

–¡Zas! –¡Zas! –¡Tres, cuatro mi Ama Patricia, mi Ama Diana! –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer.

–¡Zas! –¡Zas! –¡Cinco, seis mi Ama Patricia, mi Ama Diana! –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer.

–¡Zas! –¡Zas! –¡Siete, ocho mi Ama Patricia, mi Ama Diana! –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer.

–¡Zas! –¡Zas! –¡Nueve, diez mi Ama Patricia, mi Ama Diana! –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer.

Tanto Vanesa como Nagore, gemían de dolor con cada zapatillazo que recibían en sus culos, haciéndolas gemir de placer como perras en celo, mientras les pegaban cada vez más fuerte.

Las marcas se iban viendo más claramente con el enrojecimiento de sus culos, haciendo que se les dejase marcas en ellos, moviendo sus culos del dolor, pero acostumbrándose a ese dolor y transformándose en placer.

–¡Zas! –¡Zas! ...

... –¡Once, doce mi Ama Patricia, mi Ama Diana! –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer.

–¡Zas! –¡Zas! –¡Trece, catorce mi Ama Patricia, mi Ama Diana! –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer.

Después darles unos 60 zapatillazos, comenzaron a correrse como unas putas zorras que eran, al llegar a los 25 zapatillazos, comenzando a gemir de placer y de gusto como unas locas, teniendo varios orgasmos seguidos y haciendo que se desplomaran en el suelo con espasmos de placer y con sus bocas de sus caras desencajadas. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer. –¡Aaah, Aaah, Aaah! –gemían de dolor. –¡Mmm, Mmm, Mmm! –gemían de placer.

Ambas, pusieron sus pies en sus caras, pisándoselas, mientras Vanesa como Nagore, respiraban tomando aire y sacaban la lengua mientras Patricia y Diana, se limpiaban los pies con sus lenguas, disfrutando de la humillación y de su denigración a sus compañeras de piso.

–Bueno, ya está bien, esclavas. –dijo Patricia, chascando sus dedos de la mano, ambas esclavas se pusieron a cuatro patas para besar sus pies descalzos, con dolor en sus culos, gimiendo de dolor, pero se habían acostumbrado a él, convirtiéndolo en placer.

De manera que, ambas besaban y se ponían a lamer los pies de sus Amas, como perras que se sentían ahora. Había quedado lejos aquel recuerdo de ser compañeras de piso.

–¡Venga, ladrad, perras! –ordenaron ellas.

–¡Guau, guau, guau! ...