La perversión me sedujo 19 - Relatos Eróticos

La perversión me sedujo 19

... Ama Patricia. –dijo la esclava Vanesa.

–Si, mi Ama Diana. –dijo la esclava Nagore.

Era un ritual que hacían siempre, desde que se convirtieron en sus esclavas, olvidando todo lo anterior.

–Bien, ya podéis iros a bañaros, esclavas. –ordenó Patricia.

–Si mi Ama Patricia. –respondieron las esclavas.

Mientras tanto las dos se iban vistiendo para irse a trabajar, ya que sus dos esclavas hasta el lunes no comenzaban a trabajar, así que aprovechaban para domarlas, y adiestrándolas hasta ese día.

Las dos estaban preparadas para irse, no sin antes esperar que sus esclavas fuesen de rodillas a besar sus botas y a lamérselas como esclavas y perras que eran.

Realmente, se habían acostumbrado a limpiarles las botas, zapatos, sandalias lo suficiente para sentir placer al hacerlo. Era algo que no entendían, pero les gustaba obedecer a sus Amas.

Tanto Patricia y Diana se marcharon dejándolas solas para recoger los platos y lavarlos, para luego lamer todos sus zapatos, sandalias, botas, aunque estuviesen limpios, ellas debían de limpiárselos con sus lenguas.

Después, se fueron al aseo donde se metieron las dos a la vez para bañarse en el agua sucia, con la que se habían bañado sus Amas. Notaban como aún estaba caliente el agua, para lavarse con jabón.

Las dos se habían quitado sus anillas, cadenas y collares, con junto con todas las demás cosas que portaban como pulseras, anillos y vibradores. Realmente ambas estaban metidas en la bañera con su cabeza en cada ...

... extremo.

La bañera era grande, pero tocaban sus pies con su cara la una a la otra. Era algo que les había ordenado sus Amas, la que se bañaran para que constantemente las dos se besaran sus pies, la una a la otra y para lamérselos, mutuamente.

Detrás de bañarse, limpiaron el baño para limpiar sus anillas, cadenas, collar, pulseras y anillos junto con los vibradores para volvérselos a poner todo. Y salir para irse a la cama para dormir.

–¿Cómo iban a dormir? ¿Cómo iban a ir? Pues, de rodillas a cuatro patas como esclavas y perras que eran. De manera que se pusieron de rodillas para ir una detrás de la otra a sus camas, mientras hablaban entre ellas.

–¿Te gusta como es nuestra vida, Vanesa? –preguntó Nagore.

–La verdad que sí, que me gusta mucho. –dijo Vanesa.

–Estoy todo el día corriéndome, soltando mis fluidos vaginales, siendo follada por mis vibradores. –dijo Vanesa.

–¿Y a ti, no te gusta? –preguntó Vanesa.

–No, me encanta y lo disfruto mucho. –dijo Nagore.

–Lo único que veo es que hemos perdido nuestra amistad con Patricia y Diana. –dijo Nagore.

–Si, ahora somos sólo sus esclavas y perras sexuales. –dijo Vanesa.

–Además, desde que nos pusieron la inyección, nuestro color de piel va cambiando, oscureciéndose, y eso que han pasado dos días. –dijo Vanesa.

–Si, es cierto. –dijo Nagore.

–¿Cómo lo vas a justificar en casa de tu familia? –preguntó Vanesa.

–¡Qué he ido a tomar rayos uva en exceso! –respondió Nagore.

–No sé si nos van a ...