La perversión me sedujo 19
Fecha: 20/05/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: piesitos, Fuente: TodoRelatos
... –ladraban las dos.
Ahora, ellas hacían las labores de la casa, compraban la comida y hacían la limpieza de la casa, incluyendo la limpieza del calzado de sus Amas, las cuales limpiaban con su lengua, nada más llegar a casa.
–¡Muy bien, esclavas! –dijo Diana.
–¡Es hora de hacer la cena, esclavas! –ordenó Patricia, que vio como las dos se ponían de pie para lavarse las manos y ponerse hacerles su cena.
Durante, ese tiempo se sentaban en el sofá, viendo lo que te echaban en la televisión. De manera que cuando terminaron las trajeron su cena para ponerse de rodillas delante de sus pies para besárselos.
Era una costumbre y un ritual que cada vez que entraran en la habitación a donde estuviesen sus Amas, les hacían una reverencia para besar y lamer sus pies como sus esclavas sexuales.
Patricia junto con Diana, fueron a por los cuencos para ponérselos en el suelo al lado de la mesa, en los que echaron comida para perros, junto con otros cuencos con agua para que bebiesen.
Las órdenes habían sido claras, comer como los perros y beber como ellos, comida para perros, y comer lo que sus Amas, las escupiesen al suelo o en su boca. Además, de mearse en sus bocas, siendo sus váteres portátiles.
Mientras que Patricia y Diana comían unos filetes de ternera con patatas de cena, sus esclavas lamían y comía una lata de carne para perros, lamiendo el cuenco para dejarlo limpio.
Esto claramente les daban mucha sed, por lo que tenían que saciarla lamiendo el agua como ...
... vulgares perras. Era algo más difícil de lo que parecía decir, ya que no habían bebido el agua de esa manera en su vida.
Lógicamente, tardaron en acostumbrarse en un par de días, pero ya lamían el agua como verdaderas perras, acostumbrándose a su vida como esclavas y perras de sus Amas.
–Parece que tienen más hambre las perras. –dijo Patricia, echando al suelo los restos de la comida que había dejado para que su esclava las comiese directamente del suelo.
–Si, la verdad que tienen que comer más, las esclavas. –dijo Diana, que repitió lo mismo que había hecho Patricia, para que la otra comiese del suelo los restos de sus comidas con escupitinajos en ellos.
Mientras estaban comiendo los restos de sus comidas, tanto Patricia como Diana, comentaban el paso de la evolución de sus esclavas, que antiguamente habían sido sus amigas y compañeras de piso.
–Creo que las dos van por buen camino. –dijo Diana.
–Si, están aceptando su nueva vida de esclavas sexuales, olvidando la anterior como seres humanos. –dijo Patricia.
–Bueno, ya es la hora, esclavas. –dijo Patricia.
–Abrid la boca, esclavas. –ordenó Diana.
Ambas se ponían de rodillas con las manos detrás de la cabeza, mientras abrían la boca para que ambas se mearan dentro de su boca, para dejar un poco para mearlas en las caras y por encima de su cabeza junto con su cuerpo desnudo.
–Muy bien, esclavas. –dijo Patricia.
–Ahora con la lengua, limpiarnos los restos de la orina. –ordenó Patricia.
–Si, mi ...