Por la ley y el orden, dejé que mi supervisor me diera por el culo….
Fecha: 24/05/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Gays
Transexuales
Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30
... que, de ver un miembro como ese, de seguro se acomplejarían.
Cuando mi teniente me indicó que lo seguiríamos a solas, me emocioné más todavía, así que cuando me ordenó secamente que me detuviera, sumisamente lo obedecí, y sin decir palabra lo seguí, hasta el asiento del auto después de que ocultó su miembro dentro de su pantalón.
Ya en el auto no me atreví a decir una sola palabra, hasta que llegamos al motel, donde una vez que traspasamos la puerta de la habitación, mi teniente me volvió a tomar entre sus gruesos y fuertes brazos y comenzó a besarme de manera desesperada, hasta que me dijo. “Nena no sabes lo mucho que he esperado este momento, desde que te vi por primera vez.”
Yo no había salido de mis primeros asombros, cuando escuché semejante cosa, por mi parte reaccioné con todo el deseo de acostarme con él, y respondí a sus besos y caricias como si fuera su mujer.
Mi supervisor continuó acariciando mi cuerpo, sin quitarme la ropa, tocando mis nalgas, besándome por casi todas partes, mientras que yo me moría ya por sentir su miembro dentro de mí.
Así que lentamente le fui dando la espalda, hasta que mis nalgas quedaron frente a su verga, sentí sus calientes manos, subirme la falda y posteriormente bajarme los pantis, dejando mis nalgas al aire, y bajo su total control.
Sus dedos, exploraban mi esfínter una y otra vez, mientras su boca me mordisqueaba el cuello, todo ello produciendo en mi cuerpo, un gran placer.
Pero de momento sentí su caliente ...
... miembro comenzando a traspasar mi esfínter, mientras que sus manos, me apretaban mis planos pechos, como si realmente fueran un buen par de tetas.
Yo estaba que me moría, pero de la felicidad, no estaba pensando en que él era mi supervisor, y que ambos éramos policías.
A medida que seguía sintiendo como su buen pedazo de carne se abría paso entre mis nalgas, mis gemidos y profundos suspiros, así como las palabras que le fui diciendo con afeminada voz, a medida que él continuaba enterrándome todo eso, lo excitaron más todavía, y dejando mis pechos, me tomó por las caderas y con una divina fuerza, terminó de penetrarme.
Me imagino que mis ojos casi se salen de sus orbitas, no grité, pero de que lo sentí lo sentí, bien adentro de mí.
Por un largo rato ambos nos quedamos quietos, hasta que yo, no sé cómo ni de donde saqué las fuerzas necesarias y comencé a mover mis caderas, y a los pocos segundos él comenzó a meter y sacar casi todo su miembro de mi culo.
En mi vida en muchas ocasiones me han dado por el chiquito, pero como lo hizo mi supervisor nadie, por lo que yo deseaba que no terminase nunca.
A medida que él metía y sacaba su verga de entre mis nalgas, no dejaba de decirme lo puta que yo era, que desde que llegué a la unidad mi manera de verlo a él, lo tenía loco.
Yo ignoraba todo eso hasta esos momentos, pero escuchar su ronca voz hablarme de esa manera y decirme eso, me derretía.
No sé cuánto tiempo permanecimos en la habitación de ese motel, pero ...