1. Incesto en la casa rural


    Fecha: 30/05/2024, Categorías: Incesto Autor: Quique, Fuente: TodoRelatos

    La catarata
    
    Raquel era una veinteañera que estaba más buena que el pan y que quiso desconectar de la rutina diaria, para lo que se fue quince días a la casa paterna, que ahora era una casa rural.
    
    La casa era un caserón de dos plantas y estaba atendida por José, un cuarentón, separado, que tenía dos hijos, Pablo y Jacobo. Pablo trabajaba de albañil en la ciudad, Jacobo, que era el hijo más joven, trabajaba en casa, de barbero, cortándole el pelo a los niños y afeitando y cortando el pelo a los hombres de esa aldea, y de las vecinas.
    
    Raquel, con una pequeña maleta en su mano derecha, llamó a la puerta de la casa. Le abrió su tío José, que al verla con la maleta en la mano se hizo a un lado, y le dijo:
    
    -Pasa, Raquel, tu cuarto ya está preparado.
    
    Raquel entró en la casa y vio en la sala a su primo Jacobo, al que hacía quince años que no veía, y que ahora era un mocetón, moreno, de ojos negros, alto, fuerte y que en aquel momento vestía unos vaqueros cortados y una camiseta de tiras. Pudo ver sus piernas y sus brazos de atleta, aunque el único ejercicio que hacía era el de cortar leña. José le dijo a su hijo:
    
    -Cógele la maleta a tu prima, acompáñala a su cuarto y luego bajar que voy a cortar algo de jamón.
    
    Jacobo, que era muy tímido con las mujeres, sin levantar la cabeza del piso, le cogió la maleta a Raquel, y le dijo:
    
    -Sígueme.
    
    Se fue hacia las escaleras, y luego, subiéndolas, Raquel, se fijó en el culo de Jacobo, un culo redondo y prieto, un ...
    ... culo que le encantó.
    
    Al rato volvían a bajar. Merendando en la cocina, Raquel, puso al día a José de la vida de su hermano, de la de su cuñada y de su vida.
    
    -... Y así es como nos va la vida, tío.
    
    -Mejor que aquí en ninguna parte, para quien le guste el campo, claro.
    
    Raquel se puso en pie, y le dijo:
    
    -Y ese no es el caso de mi padre. Me voy a deshacer la maleta.
    
    Raquel se instaló en la casa, donde aún no había huéspedes. Esa noche cenó con su tío y con sus primos Jacobo y Pablo. El tío era un bicharraco de hombre, alto, moreno... Era un Sansón de aldea. Pablo parecería gemelo de Jacobo, si no fuera porque le llevaba unos años.
    
    Durante la cena, y mientras hablaban de esto y de aquello, Pablo no quitaba los ojos del escote de Raquel, un escote más que generoso, Jacobo no quitaba los ojos del plato, y José le miraba para las tetas a su sobrina cuando la muchacha no lo veía. Esto ocurrió el viernes por la noche, el sábado por la mañana, José y su hijo Pablo se fueron a la feria a vender una ternera. Raquel se quedó a solas en la casa con su primo Jacobo.
    
    Eran las once y algo de la mañana cuando Raquel bajó y entró en la cocina. Jacobo, cabeza gacha, le preguntó:
    
    -¿Te hago un par de huevos con panceta para desayunar?
    
    Raquel, con el culo arrimado a la mesa, le respondió:
    
    -No soy una clienta, primo, cuando quiera desayunar me haré yo el desayuno. He venido a preguntarte donde está la ducha.
    
    Jacobo, que estaba de espaldas a la cocina de butano, le ...
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