Incesto en la casa rural
Fecha: 30/05/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Quique, Fuente: TodoRelatos
... dijo:
-En el cobertizo, allí está la manguera.
Raquel no se esperaba aquella respuesta.
-¡¿Manguera?!
-Es una ducha rural. Al apretarle la rosca de la boquilla salen los chorros de agua como en una ducha normal.
-¡Lo que hay que oír! ¿Tú has visto alguna ducha?
-No, pero me dijeron como era. También tienes la cascada, con este tiempo es mejor que la manguera, pero hay que bañarse de noche.
-¡¿A qué llamas tú una cascada?!
-A una cascada... Agua que cae de arriba.
-Como si alguna agua cayese de abajo.
-Yo me entiendo.
-Levanta la vista del piso. ¿O es que has perdido algo?
Jacobo levantó la cabeza del piso, vio las piernas de Raquel, unas piernas largas y moldeadas que dejaban ver su pantalón corto. Vio el bulto de los pezones de sus grandes tetas que se marcaban en una camiseta blanca y ceñida al cuerpo, y en su pantalón se formó un tremendo bulto. Raquel lo vio, tapó la boca con una mano, sonrió. y le dijo:
-Al verme has reaccionado como si nunca hubieras visto a una mujer.
Jacobo tapó la erección con una mano.
-Como tú, no.
-¿Qué le pasa a las chicas de esta aldea?
-Son feas, tienen bigote, se tapan y tienen pocas...
Raquel rompió a reír.
-¿Y pocas, qué?
-Es qué...
-Dilo.
-Tienen pocas tetas, y además son feas.
-Las feas también son mujeres.
Volvió a bajar la cabeza.
-Si, pero no se dejan.
-No es que me importe, pero... ¿Eres virgen?
-No, vírgenes son ellas.
-Entonces ya lo has ...
... hecho.
-¿Hacer qué?
-Meter el ciruelo.
-No, aún no he fuchicado.
A Raquel le dio la risa de nuevo.
-¿Fuchi, qué?
-Fuchicar, hacer cochinadas.
-¿Así le decis aquí a chingar?
-Si, y también le decimos follar, joder...
-Ya, ya. ¿Y culo has follado alguno?
-Los culos dicen que los follan los raros.
Siguieron hablando mientras Raquel hizo su desayuno, y mientras desayunó. Después Jacobo la llevó a ver la cascada. Era una cascada de unos cinco metros de altura que por culpa de la sequía traía poca agua. Su torrente caía en un estanque. Al verla, le preguntó a su primo:
-¿Tiene mucha profundidad el estanque?
-No, no cubre, a la cascada se va andando.
Raquel, que llevaba puesto un pantalón corto y una camiseta, se descalzó al lado del estanque, fue andando hasta la cascada, allí se metió debajo del torrente de agua y le dijo:
-¡Ven!
Jacobo se descalzó, se metió en el estanque y caminando fue a su lado. Raquel, pasando las manos por su largo cabello negro, le dijo:
-Esta sensación es maravillosa.
Jacobo vio las tetas de Raquel pegadas a la camiseta (vio hasta el color de las areolas y de los pezones.) Su polla se puso dura. Ahora el bulto era tremendo. Echó las manos a la polla y la tapó. Raquel, al verlo con las manos dentro del agua, agua que les daba por la cintura, sonriendo, le preguntó:
-¿Ya estás empalmado otra vez?
Jacobo balbuceó.
-Es... Que...
-¡¿Qué?!
-No te lo puedo decir.
-Me estás poniendo nerviosa. Dilo de una ...