Diario de un Consentidor 183 Los ausentes
Fecha: 31/05/2024,
Categorías:
Intercambios
Autor: Mario, Fuente: TodoRelatos
... demasiado.
—Qué sabrás.
—Lo veo en sus ojos, se siente en su salsa, tendrías que verla, se mueve como pez en el agua. No la vas a apartar de esto el día que te arrepientas.
—¿De dónde sacas que nos vayamos a arrepentir?
—Estoy hablando de ti, en algún momento abrirás los ojos.
—Te agradezco el consejo, ahora permíteme uno: Estás convirtiendo «Si fueras mi hija» en «Si fuera mi mujer» y te equivocas, no la conoces tanto, no sabes lo que ocurre en nuestro matrimonio ni lo vas a entender nunca si lo analizas desde tu modelo de pareja. Por cierto, si tu esposa fuera mi mujer… No voy a seguir por ahí, tú verás si estás llevando la vida que tu mujer espera de ti; pero qué sabré yo para darte consejos.
—Tocado y hundido, disculpas por meterme donde no me llaman.
—Disculpas aceptadas. ¿Ahora, qué?
—Ahora, cumple lo acordado: consigue que Carmen recapacite y todo volverá ser como ambos queremos que sea.
«Carmen, ¿dónde te metes? Llámame, anda, no seas perra».
Lorena no me llamaba nunca; Luca sí, a veces, aunque llevaba tiempo sin hacerlo. Pensé que era un encargo de Tomás, enseguida descarté la idea, no sería propio de él. Intenté olvidarme, estuve a lo mío toda la mañana, salí a almorzar con Itziar y me distraje hablando de uno de los casos que había retomado. De vuelta me enfrasqué en los temas pendientes aunque sin mucho éxito, Lorena seguía rondándome.
—Creí que me habías mandado a tomar por culo.
—He tenido un día complicado, ¿qué ...
... querías?
—Yo, muy bien, gracias, ¿y tú, qué tal?
—Perdona, ¿Cómo estás?
—Imagínate, con las mismas mierdas de siempre, ahora resulta que el casero nos quiere subir la renta una barbaridad, ¿tú te crees? Pensará que somos millonarias.
—Habla con una asesoría, llévale el contrato de alquiler y haz que lo revisen.
—Buena idea. Y tú, ¿qué es de tu vida?
—Como siempre: trabajo, casa, piscina…
—Qué asco das, jodía.
—No seas bruta, ¿y las demás?
—Te echan de menos. Yo no, ya sabes cómo soy.
—Ya, una ostra.
—¿Me estás llamando aburrida?
—Eres como una ostra: caparazón duro y blandita por dentro.
—¡Qué tierna! Nadie me ha llamado ostra; de mi almeja han dicho cada cosa, pero ostra…
—Calla, idiota. Cuéntame, qué querías.
—Pedirte consejo: Tomás quiere que me encargue de Javier. Coño, Javier el bodeguero, espabila.
—Ya sé quién es.
—Dice que lo conoces bien, tiene mucho interés en que vaya como la seda.
—¿Te dijo que hablaras conmigo?
—No hizo falta.
—Qué te puedo decir…
Le conté todo lo que necesitaba saber sobre Javier: gustos, carácter, manías,,, lo demás lo tendría que poner ella. No iba a salir bien, ojalá me equivocase; le deseé lo mejor y quedó en contarme cómo le había ido.
—Prefiero que no lo hagas, si estoy fuera, estoy fuera.
—¿Es definitivo?, Tomás no ha soltado prenda pero está de un humor de perros.
—No lo sé, Lore, hoy por hoy, es difícil que vuelva.
—¿Qué ha pasado? Algo muy gordo habrá sido.
—Déjalo, no me ...