Perrita sevicial
Fecha: 12/06/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: foxita, Fuente: TodoRelatos
... oreja. Se acercó al cuenco de comida de la perra y lo rellenó, pues ya no quedaba nada, el cuenco del agua en cambio, estaba suficientemente lleno. Una vez terminó, abrió el candado de la jaula y ató una correa al collar de su perrita. La sacaría al jardín a dar un pequeño paseo mañanero, era muy importante para el Amo mantener sana a su mascotita. Antes de subir las escaleras, el Amo se desabrochó en cinturon y se bajó los pantalones, sacando su polla y esperando que su perra hiciera lo que le tocaba. La perra, como pudo, se levantó y se apoyó sobre su culo para atrapar en su boca la polla de su Amo y esperar pacientemente a que el Amo mease. Había practicado mucho y ya nada se le salía fuera de la boca, solo tragaba y tragaba hasta que la vejiga de su Amo quedaba vacía. El sabor era fuerte y amargo, pero a ella le encataba, era el sabor de su Amo, era un manjar. El Amo la agarró de la cabeza y empezó a follarle la boca sin miramientos, metiendole la polla hasta la garganta, provocando que la perra estuviera a punto de vomitar en múltiples ocasiones. Cuando se corrió, la perra mantubo el semen en la boca y se lo mostró. El Amo, orgulloso de ver a su perra cumpliendo con sus enseñanzas, le dió un tortazo, escupió en su boca y disfrutó de ver como su perra tragaba el semen con cara de placer. O quizás la cara era por el vibrador, que hasta ese momento, no lo había apagado. La perra no tenía permiso de correrse, ambos lo sabía, pero su dueño decidió apagarlo antes de que esta ...
... no pudiera aguantarlo más y tuviera que darle un buen castigó por sentir el placer del orgasmo sin su permiso. Al terminar, limpió bien su polla en la cara de la perra y pegó un tirón a la correa mientras se movía escaleras arriba.
Las escaleras eran todo un espectáculo para la perra, que las subía como podía e intentando no relentizar y molestar al Amo. Cuando llegaron al primer piso, se dirijieron a la cocina y accedieron a la puerta trasera de la casa. Salieron al jardín, bajando otras escaleras, y empezaron a andar por la hierba. Aquella noche había llovido, la perra podía notar el frió baño sus patas, pero al Amo poco le importó. Dejó que la perra mease junto a un arbusto y siguieron andando durante unos pocos minutos. En el jardín había una pequeña caseta que pertenecía también a la perra, para cuando se portaba mal y no era merecedora de dormir con las comodidades con las que dormía en el interior de la casa. Cuando el Amo empezó a sentir algo de frío, volvieron a entrar a la casa, y ató a la perra junto a la mesa, para que le hiciera compañía mientras desayunaba. El Amo tenía la manía de quitarle la corteza al pan de sus tostadas, asique practicaba unos trucos con su mascota y le daba un trozo cada vez que lo hacía bien. Le hacía ponerse en todo tipo de posiciones que a su Amo le servían de entretenimiento, le hacía lamerle los zapatos y lamer saliva del suelo que él le lanzaba, y le hacía restregar su cinturón de castidad contra las patas de la mesa y fingir que ...