Perrita sevicial
Fecha: 12/06/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: foxita, Fuente: TodoRelatos
... era una perra en celo teniendo un orgasmo. Todo aquello era muy divertido para el Amo, y a su perra le encantaba servirle de entretenimiento. Después del desayuno, el Amo se iba a trabajar, y dejaba a la perra en el sótano. No cerraba la jaula pero sí la habitación, y la dejaba allí durante el tiempo en el que él estaba fuera. La perra tenía una pelota y un pequeño peluche para jugar, aunque en ese momento tan solo quería llevar algo de comida a su estómago. Deboró en segundos casi la mitad del cuenco de comida, le sasbía tan asquerosa como el primer día, pero sabía que era comida de primera calidad que su Amo le compraba con todo su cariño, y ella se lo agradecía. Las horas de espera se le hacían una tortura, demasiado largas, demasiado lentas. De vez en cuando vaciaba su vejiga en su cubo, en una esquina de la habitación. Tras un largo tiempo de espera, su coño sintió una fuerte excitación que le dejaba saber que su querido Amo había vuelto a casa. Sin embargo no tuvo tiempo de ilusionarse pues, por la excitación que había acumulado durante la última semana en la que su Amo no le había permitido el orgasmo ni una sola vez, se corrió. No pudo contener los gemidos ni la cara de placer cuando el tan adorado y placentero escalofrío le recorrió el cuerpo. Cuando abrió los ojos, vió a su Amo parado frente a ella, observando el gran orgasmo que había tenido. La cara de su Amo era de felicidad, dado que la perra se había ganado un castigo, ambos lo sabían, y a él eso le gustaba ...
... casi tanto como la cara de terror en la cara de la perra.
Tiró de la correa con aún menos paciencia que en la mañana y se la llevó escaleras arriba. La dejó junto al sofá, ordenándole que fuera buena y se quedara quieta, y se fue a hacer una llamada. La perra lo escuchaba hablar con alguien, pero no supo quién era. Cuando la llamada terminó, el Amo volvió al salón, se sentó en el sofá, y chasqueó los dedos. Su mascota sabía lo que debía hacer, así que con cuidado de no causar molestias, se coloco brente a las botas de su Amo. Besó ambas botas y dejó que su dueño apoyase sus piernas sobre su espalda. Debió ser un día agotador para el Amo, necesitaba descansar, y a ella le encantaba ayudarlo en esa tarea. Sin embargo, estaba preocupada, le parecía extraño que no le estuviera proporcionando una buena azotina. Cuando el Amo se cansó de usarla como reposapiés, se levantó y fue a la cocina a por una cerveza, que se bebería al volver al sofá, donde empezó a lanzarle una pelota a su perra. Esta iba y volvía, cogiendo la pelota en su boca y llevándosela de vuelta a su Amo. Pasaron de esta forma unos minutos, hasta que el timbre de la puerta principal resonó en toda la casa. La perra estaba confundida, no supo quién podría ser a esas horas, y su Amo fue a abrir la puerta. Escuchó desde el salón la voz de su dueño hablando con otro hombre de voz grave y ambos aparecieron por el humbral de la puerta. El Amo, que vió que la perra no iba a saludar de forma apropiada, le dió una palada en ...