Como si no fueras mi madre 2
Fecha: 15/06/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos
... dame algún consejo.
- Solo te puedo decir que aguantes, con esa erección te acabarás corriendo.
- Supongo, pero me cuesta concentrarme.
- Dile que no sabe comer sables.
- No quiero que se enfade antes de follar.
Sin mediar palabra, mi madre me agarró la tranca y comenzó a menearla. Decía que iba a dejarme al borde de la corrida para que Aída solo tuviera que rematar. Tras unos segundos en su habilidosa mano, ya me sentía a punto de culminar. Volví a mi habitación dispuesto a terminar lo antes posible.
Antes de que llegara a la cama, Aída se arrodilló ante mí y volvió a meterse la estaca en la boca. Lo hizo con tanta efusivudad que casi se ahoga. Mientras se recuperaba, yo iba perdiendo la excitación extra que mi madre me había proporcionado. La joven volvió a la carga lamiéndome los huevos, por fin una buena idea.
Pero en cuanto se la metió de nuevo en la boca, volvimos a las mismas. La agarré por la cabeza para intentar guiar sus movimientos, o para que se estuviera quieta y follármela, pero no había manera. Traté de decirle cómo debía hacerlo, excusándome en que era como me gustaba a mí, pero ella insistía en que dejara trabajar a la experta. Probablemente fueron esas palabras las que liberaron a la bestia.
- Deja que una auténtica profesional te enseñe. - Dijo mi madre irrumpiendo en la habitación.
- Ángel, ¿qué significa esto? - Preguntó Aída.
- Es mi madre, no sé qué hace aquí.
- Pues enseñarle a esta niñata cómo se come una polla. - ...
... Respondió.
Mi madre se arrodilló junto a Aída y me sujetó el falo. Lo lamió de arriba a abajo ante la atenta mirada de la joven, que no sabía si salir corriendo o tomar nota. Después se la metió en la boca y le demostró cómo se debía succionar. La destreza de mi madre era otra cosa. Si no fuese por lo confuso de la situación, me hubiera corrido al instante.
Por algún extraño motivo, Aída seguía ahí, observando cada movimiento. Mi madre se sacó la polla de la boca y se la ofreció a ella, que la agarró con miedo. Tras insistirle en que probara, la atrapó entre sus labios y comenzó a engullir lentamente, siguiendo los pasos de su improvisada instructura.
La mejora de Aída se notaba por segundos. Comenzó a succionar y yo me dejé llevar. Llegó un momento en que ambas se iban pasando mi miembro viril, regalándome lametones de lo más excitantes. Tenía ante mí dos hembras espectaculares, de diferentes edades, y se estaban turnando para darme placer.
Agarré a las dos por la nuca, sabiendo que ya casi no podía resistir más. Aída estaba concentrada en su tarea, pero mi madre podía permitirse el lujo de provocarme con sus miradas lascivas, de acariciarme los huevos y la ingle. Sabía cómo compensar la falta de destreza de su compañera.
Cuando les hice saber que iba a llegar al orgasmo, mi madre le cedió el honor a Aída. Ella puso en práctica todo lo aprendido y mamó hasta que me corrí en su boquita. Para colmo de la perversión, decidieron pasarse mi leche la una a la otra. Me ...