1. A mi marido le van las pollas


    Fecha: 15/06/2024, Categorías: Bisexuales Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos

    ... cercano.
    
    Ya en la playa se despelotaron y a la hora de echarse el protector solar, Julia escogió a Pepe y le fue untando espalda, pecho, piernas… y sin cortarse ni un pelo (como si Pepe fuera su marido), también le untó el pene y escroto masajeándoselos bien.
    
    Por supuesto, Lola haciéndose la ofendida y para devolverle la “afrenta”, le hizo otro tanto a Ernesto, siguiendo el ejemplo de su estimada amiga.
    
    Ernesto se fijaba en los pechos puntiagudos de Lola, pero no podía evitar que se le desviara la mirada hacia el cipote todo tieso y gordo de Pepe.
    
    Julia no sabía cómo interpretar la mirada de su marido hacia la verga de su ligue. Podía ser de admiración o de deseo. Julia se inclinaba más por la segunda opción por lo dura que se le estaba poniendo la polla.
    
    Sin desmerecer la gayola que le estaba practicando Lola, el mérito de tal empinamiento era la visión del rabo de Pepe, sin duda. Pensaba Julia.
    
    La argucia de Julia le estaba proporcionando las pruebas que estaba buscando para confirmar sus sospechas. A su marido le tiran más dos huevos que dos carretas.
    
    Cambiaron y ahora son ellos los que embadurnan y magrean los cuerpos de ellas.
    
    Ernesto se centra sobre todo en las tetas y cintura de Lola, aunque nuca, espalda y piernas no quedan desatendidas, faltaría más.
    
    Cuando ya estaban bien hidratados y lubricados los cuatro, a Julia se le ocurre el hacer esta sugerencia:
    
    –Ernesto, ¿por qué no le masajeas un poco la espalda a Pepe para que compruebe lo ...
    ... bien que lo haces?
    
    –Si Pepe no tiene ningún inconveniente, por mí, ¿por qué no? –contestó su marido.
    
    –A ver si superas a nuestro fisioterapeuta del equipo. Si es así, igual hasta te contratamos –comentó Pepe.
    
    Ernesto puso toda su ciencia en hacerle a Pepe un buen masaje por cuello, omóplatos y el resto de la espalda. Después, continuó por las nalgas amasándolas como si fueran dos panes de centeno. Siguió por los muslos y piernas hasta acabar con unos intensos masajes en las plantas de los pies.
    
    –Bueno, esto ya está –sentenció Ernesto.
    
    –De eso nada. Ahora toca la parte anterior del cuerpo –le espetó su mujer.
    
    Pepe se dio la vuelta. No pudo disimilar el empalme que llevaba. Esa situación le estaba produciendo una gran excitación. Además reconocía que Ernesto era un buen profesional del masaje.
    
    Ernesto comenzó por untarle algo de crema por el torso. Posteriormente se la fue esparciendo por el pecho y brazos. Julia y Lola soltaron algunas risitas y empezaron a darse unos besos cortos y a lamerse los morros mutuamente.
    
    Pepe y Ernesto al ver a sus mujeres besarse y darse lengua no dudaron en hacer ellos lo mismo, morreándose de lo lindo los dos. Ernesto decidió entonces pasar de la parte superior del cuerpo de Pepe a la parte inferior. Dirigió sus manos al miembro de su ya amante (miembro de 22 cm.), y comenzó a masajeárselo. Amasó el escroto, llenándolo bien de crema.
    
    Ernesto estaba como una moto al ver a su mujer dándose el lote con su amiga mientras él, ...
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