1. A mi marido le van las pollas


    Fecha: 15/06/2024, Categorías: Bisexuales Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos

    ... amasaba los huevos y la polla del marido. Era una experiencia que le sobreexcitaba en exceso, al nunca pasar por algo así.
    
    Aunque en la playa había poca gente, prefirieron meterse en una tienda de campaña de cinco plazas que habían montado en la arena, cerca de un muro de piedra.
    
    Ya dentro, Julia se lo montó con Pepe y Lola con Ernesto. Ellos se tumbaron en el suelo y ellas, en cuclillas, se fueron clavando las vergas en sus húmedos y calientes chochos.
    
    Se colocaron de espaldas a ellos y reclinándose un poco, se los iban follando a buen ritmo.
    
    El primero en correrse fue Pepe, ya que el masaje que le había proporcionado Ernesto lo puso muy a tono. Sus 22 cm. de rabo se los calcaba con furia a Julia, enviándole los chorros de semen bien adentro en su chumino. Esta se desacopló y poniéndose de pie sobre la cara de Lola, descargó toda la lechada que llevaba dentro en la boca y cara de su amiga.
    
    Lola se acercó a Ernesto y le pegó un buen morreo pasándole toda la lefa de su marido para que se la tragara. Luego Ernesto le lamió la cara para recoger los restos que tenía esparcidos a modo de regueros y relamiéndose se los tragó.
    
    Lola y Ernesto siguieron follando hasta que este empezó a bufar y a dar síntomas de estar a punto de eyacular. Efectivamente, a los pocos minutos comenzó a darle unos buenos empellones al coño de Lola, con la intención de regar en profundidad de esperma, todo su interior. Su polla no era tan larga como la de Pepe (tenía 19 cm.), pero era ...
    ... más gorda.
    
    Lola ponía los ojos en blanco de lo mucho que estaba disfrutando.
    
    Cuando Ernesto acabó, Lola se colocó en cuclillas sobre la cara de Julia (esta previamente se había acostado en el suelo, boca arriba), y descargó en su rostro toda la cuajada que Ernesto le había insuflado. Julia se dirigió a Pepe y pegándole un buen morreo, le pasó toda la carga de lefa a su boca. Él, después de paladearla y saborearla, se la tragó encantado. Luego recogió con su lengua los restos de esperma que Julia tenía en los párpados y mejillas, y haciendo gárgaras, volvió a tragárselos.
    
    Julia y Lola no habían conseguido alcanzar el clímax en sus respectivas folladas y decidieron hacer, entre ellas, un 69. Se lamían y relamían, succionaban y chupeteaban sus almejas, con ansiedad y devoción. Cuando llegaron al orgasmo, apretaron sus caras contra sus coños y mordisqueándolos, chillaban y sorbían sus jugos.
    
    Ernesto y Pepe también hicieron un 69, para poner a punto sus pichas flácidas.
    
    Pepe al quedar arriba, tenía más libertad de maniobra a la hora de pajear y mamar el nabo de su amante. No era el caso de Ernesto. A este, al estar debajo, solo le quedaba la opción de abrir la boca, como una muñeca hinchable, y engullir el miembro de Pepe.
    
    La boca de Ernesto era follada como si fuera un coño. En ocasiones, por la nariz soltaba algunas babas de lo fuerte que le petaba la boca Pepe.
    
    Cuando ya tuvieron los sables firmes otra vez, se acercaron a las chicas para ofrecerles sus ...