La tormenta perfecta - Relatos Eróticos

La tormenta perfecta

... pedir algo para cenar todo buen rollo.

Me escuché con las típicas frases no te te preocupes no quiero molestar no creo que dure mucho, el volvió a insistir la temperatura había caído varios grados estando mojado así podía coger una pulmonía, dude en los instantes la verdad que no lo conocía pero a mí tampoco me desagradaba como persona evidentemente tampoco veía ninguna malicia en aquel tema porque tampoco la había buscado,

Bueno la bebida y la cena la pago yo, perfecto me contestó pues nada vamos a la última carrera.

Cruzamos y entramos en el portal mientras subíamos en el ascensor nos empezamos a reír porque los dos estábamos dejando prácticamente un charco en el suelo, nos quitamos las zapatillas en la misma entrada y él terminó te desnudarse allí mismo mientras comentaba que se iba para la ducha y que luego lo hiciese yo.

Me quedé un poco cortado cuando se desnudo dándome la espalda no pude ver más que su culo y su espalda lo hizo con toda naturalidad por lo que terminé de desnudarme dejando mi ropa al lado de la suya.

A los diez minutos salió de la ducha con la toalla a la cintura estando yo en la misma entrada con mis manos cruzadas sobre mis genitales esperándole, joder coño no te quedes ahí pasa hasta el salón bueno ahora ya está la ducha, caminé tras él hasta llegar al baño momento que él se fijó o miró mis genitales y tras entrar al baño me seguía con la mirada quedamos en la puerta un instante, cuando cerré el grifo de la ducha me di cuenta que ...

... no había toalla, perdona, si dime, una toalla para secarme, así perdona.

En aquel momento me sentí un tanto incómodo me dio un repaso de arriba abajo mi pequeña picha encogida le debió parecer ridículo.

Cuando salió al salón se encontraba sentado con la toalla en su cintura las piernas un tanto abiertas donde se podía ver parte de sus genitales mi mirada se dirigió ahí involuntariamente.

Bueno aquí estamos, empezó a preguntarme sobre mí mi estado donde vivía y demás, fue contestando en la medida de lo posible sin dar mayor importancia a la conversación.

De qué conoces a dándome dos nombres que no me sonaban, aunque ya me imaginé a quién se refería, haciéndome un poco el tonto le pregunté a quién se refería.

Sí hombre en el bar. ...... son conocidos míos también, ah sí bueno les conozco sin más de andar de fiesta, güey pues tenemos gente en común.

Ya no me parecía tan inocente la invitación y aunque estaba un poco nervioso tampoco terminaba de imaginarme qué habría segundas intenciones.

Bueno te apetece una picha. ......... pensé que quiso decir pizza aunque yo escuchase otra cosa vale por mí de acuerdo.

Cogió teléfono y salió hacia el balcón y diez minutos después entró, traía una sonrisa renovada, se sentó junto a mí en el sofá y esbozando la mejor de su sonrisa. ..............

El amigo en cuestión Miquel tenía cuarenta y cinco años compresión fuerte de gimnasio músculos tabletitas pelo corto y por lo que se veía sin nada de Bello igual que yo y ...