Tengo dueño - Relatos Eróticos

Tengo dueño

TENGO DUEÑO

Y lo digo con orgullo. Me siento muy feliz de decirlo, que todos lo sepan.

Pasado mañana hace 18 meses que me sometí a mi amo. Ni siquiera puedo nombrarlo. Ni quiero. Él es “Señor”, mi “señor”. No sé si está casado, divorciado. Ni me importa, pero muchas noches duerme aquí. A veces solo, a veces me deja acompañarlo en la cama o lo hace con otra mujer.

No, no soy celosa. No puedo serlo del hombre que ha cambiado mi vida, que la llena cada día. Otras pasan. Yo siempre sigo aquí, disponible para él, para lo que quiera.

Ya casi ni recuerdo mi vida anodina. Mi madre siempre me ha dicho que era una golfa. Mi padre también y me pegaba. Hasta estuvo a punto de violarme, me desgarró la ropa un día que llegue borracha, me echó sobre la cama, me abrió de piernas… pero llegó mi madre y se tuvo que conformar con azotarme. Con el cinturón, con saña.

No volvió a intentarlo en los dos meses que seguí en casa. Mi madre me echó. O hizo lo posible para que me fuera. Una noche que llegué después de las 4 no pude abrir la puerta, tenía puesto el cerrojo. Ni siquiera quise montar un escándalo aunque, de todos modos, los vecinos ya saben de nuestras broncas.

Ya conocía a mi amo. Hacía pocos días me había follado en el aseo de la disco después de meterme mano en el sofá.

No quiso saber nada más de mi. Que era una niñata, solo un trozo de carne que follar.

Después de la movida en casa fui a por él. De rodillas en la disco le supliqué que me dejara comerle la polla. ...

... Al final me dejó hacerlo. Todos los que estaban en la pista podían ver mi cabeza arriba y abajo. “Podían” y supongo que me veian.

Llamó a una amiga para morrearse mientras ella me empujaba la cabeza sobre la polla y me levantaba la falda para que todos me viesen el culo.

Oi que alguien le llamaba la atención pero yo seguí a lo mio hasta que me tiró del pelo para apartarme y correrse en mi cara.

El resto de la noche estuve de rodillas junto a él, las manos sobre los muslos.

Cuando se fue con la amiga me dijo que siguiera en esa posición hasta que cerraran.

Alguno intentó meterme mano o me dijo de follar… pero le detuvo mi cara de odio.

Sabía que no podía volver a casa, que la puerta estaría con el pestillo, así que dormí en el banco del parque. sin quitarme la leche reseca de la cara.

Mi padre se había ido cuando volví. Me encerré en la habitación para que mi madre dejara de gritar.

Esa noche volví a la discoteca cuando iba a abrir. Me quedé de rodillas en la puerta, no me había lavado la cara pero tampoco se notaba ya nada.

El portero insistía en que me fuera pero no le hice ni caso, solo me aparte de la fachada porque me dijo que daba “mala imagen”.

Le vi llamar por teléfono mientras me miraba. No llamó a la policía, aunque ya me importaba todo una mierda, sino que quien apareció fue mi amo. Se quedó mirándome, junto al portero y me dijo un “vamos”

No quise que mi cara mostrara mi alegría cuando me hizo entrar en su coche.

“¿Qué quieres?” ...