Jamal de carne y hueso. Amaya - Relatos Eróticos

Jamal de carne y hueso. Amaya

... su lado dos asientos vacíos en los que había etiquetas con nuestros nombres.

Justo el tiempo de saludar a nuestra anfitriona y sentarnos, fue el tiempo que tardó en empezar el desfile.

Justo delante de nosotros, empezó el desfile, trajes llenos de toques andaluces, con muchos volantes y vestidos muy vaporosos. Modelos altas y delgadas con rasgos morenos y grandes ojos negros aparecían ante nosotros una tras otra.

Hacia la mitad del desfile apareció una modelo que llamó mi atención. Era Victoria, la hija de Amaya y Pedro. Sus caderas fluían al ritmo de la música, formando una melodía capaz de hipnotizar a cualquiera. Un vestido ceñido marcaba cada centímetro de su anatomía, no dejando nada a la imaginación.

—Vaya cuerpazo tiene la niña, le dije a Ana al oído.

—¿Te la follarías?— Me preguntó mi amiga.

—Sin dudarlo. Disfrutaría de ella un buen rato. A ella y a la madre, y a las dos juntas también.— Dije de manera segura, pero muy prepotente.

Amaya la miraba con orgullo y admiración al mismo tiempo. Amor de madre, sin duda.

El desfile se alargó durante casi media hora y las modelos pasaron con varios modelos, pero la imagen que Victoria había formado en mi cabeza, no desaparecía.

Al acabar el desfile, Amaya nos invitó a cenar, vendría su hija Vicky también.

Me gustó la idea. Vicky resultaba ser una diosa escondida en un envoltorio de chica normal. ¿Sería Vicky en la cama como en la pasarela?

Nos fuimos los cinco en el Mercedes GLK de Pedro ...

... hasta un lujoso restaurante en el centro de Madrid.

Nada más entrar, pude ver a un jugador del Real Madrid sentado con su novia.

El lugar era de alto nivel y se notaba en el ambiente. Me gustaba ir sitios así, en el fondo me encanta el postureo.

Nos sentamos los cinco en una mesa apartada, se notaba que Pedro iba allí bastante, por el trato tan familiar que tenía con el metre y los camareros.

Pidieron un menú de degustación para los cinco y así nosotros probaríamos las especialidades de la casa.

Fue una cena con muchos platos, muy elaborada y modernista, pero en cantidades bastante reducidas. Con lo que yo estoy acostumbrado a comer, me quedé con hambre.

Tras la cena, disfrutamos de una conversación en la que hablamos de cosas personales, no se habló de trabajo, pero sí del desfile, de cómo había sido y de lo bien que lo hacía victoria. Le gustaba gustar y eso se notaba en cómo erguía la espalda cuando hablábamos de ella. No era para menos. Era una buena modelo, muy guapa y con mucho estilo. Parecía flotar sobre la pasarela, había crecido envuelta en moda desde pequeña.

Se tomaron una copa después de cenar, a la cual, yo acompañé con una tónica de frambuesa. Se disimula bien de esa manera, así parece que me estoy tomando un gin tónic.

Después de cenar fuimos a tomar unas copas a un par de clubs en la zona de Sol. Gente guapa y muy bien vestidos, se notaba que era una zona de alto nivel económico. Nosotros no desentonábamos para nada. Para el desfile nos ...