Jamal de carne y hueso. Amaya - Relatos Eróticos

Jamal de carne y hueso. Amaya

... nuevo. Sus jugos llenar mi boca, impregnándome de su aroma. Mi polla se puso dura como el mármol. Y la necesidad de poseerla creció enormemente. Sin pensarlo más, me dispuse a ponerme un condón.

—No, Jamal, fóllame, sin condón. Quiero sentirte mío.

Hasta entonces nunca habíamos follado sin condón. Decía que eso era exclusivo para su pareja principal. Pero en esa ocasión y pidiéndomelo así. Así, iba a ser.

—Voy a follarte hasta que me pidas parar, morena.

Mi polla desnuda empezó con su labor de arrancar orgasmos en Ana. Un vínculo se creaba, a partir de entonces, un vínculo íntimo y de confianza que nunca se rompería.

Enterré mi polla hasta el fondo en su receptiva intimidad. Lo hicimos en varias posturas durante casi dos horas, hasta que ella me pidió lo que para mí fue una de las cosas más intimas que se pueden pedir:

—Córrete dentro Jamal. Quiero tu semen llenando mi interior.

Oír esto fue el detonante para que mi cuerpo acelerara sus movimientos en busca de satisfacer los deseos de mi amiga más íntima.

No habían pasado más de cinco minutos después de su petición, cuando tras un alarido de placer, me vacié dentro de Ana, que al notar como mi miembro se hinchaba, alcanzó un orgasmo que le provocó contracciones durante al menos dos minutos, en los cuales, su vagina succionaba mi pene, como queriendo exprimirlo.

—Dios, qué bueno, me encanta. ¿Como no lo habíamos hecho antes?— Dijo Ana mirándome a los ojos con una mirada de amor ...

... incondicional.

—Bufffff. Increíble, Me encanta hacerlo así contigo. Hoy has sido mía por completo. Sin restricciones.

Estuvimos en la cama acariciándonos hasta que nos quedamos dormidos.

No entraba en mis planes enamorarme de Ana, y no lo iba a hacer, pero reconozco que esa mujer me marcaba cada vez que estábamos juntos. Ese nivel de complicidad era difícil de alcanzar con cualquiera. Menos con Ana, claro.

—Vamos Jamal, despierta, que no llegamos al desfile.

Abrí los ojos y para cuando se acostumbraron a la luz, pude ver a Ana desnuda corriendo hacia la ducha. Llamé a recepción para que pidieran un taxi para dentro de media hora y así no perder nada de tiempo.

—No vamos a llegar, que son las seis y el desfile a las siete. Vamos date prisa que no quiero quedar mal con Amaya. Nos ha reservado un sitio a su lado en primera fila.

—Tranquila leona. Llegaremos seguro. — Dije esto mientras saltaba de la cama y me dirigía hacia el baño.

Me afeité y después me metí en la ducha, que estaba vacía y disponible, ya que Ana se había duchado en tiempo récord.

Me duché mientras Ana se maquillaba y en cuestión de veinte minutos, estábamos los dos, listos y bajando en el ascensor camino del desfile de Debota y Lomba, en la Madrid Fashion Week. Afortunadamente, el lugar del desfile no estaba muy lejos y en la puerta del hotel ya estaba nuestro taxi esperándonos.

A las siete menos diez estábamos entrando en el recinto donde se celebraba el desfile. Amaya estaba sentada junto a Pedro, y a ...