1. Jamal de carne y hueso. Amaya


    Fecha: 14/07/2024, Categorías: Hetero Autor: Eric Salazar, Fuente: TodoRelatos

    ... me sentía atado a nadie, pero sexualmente Ana era mi ideal de mujer fogosa y morbosa. No tenía límites, y eso de poder experimentar cualquier cosa con ella de manera tan liberal, me encantaba.
    
    Llegamos a la calle Atocha y justo antes de llegar al hotel, vi el sex shop. Dirigí a Ana a la tienda, y entrando, la acompañé hasta el expositor donde estaban los plugs anales.
    
    —Que Jamal. ¿Quieres probar el placer del punto P?
    
    —No, no. Esto es para ti. Para tu culito. Hoy probaremos cosas nuevas.
    
    —Mmmmmm. Me encanta probar cosas nuevas.
    
    Compramos un plug anal de un tamaño bastante considerable y lubricante.
    
    Salimos de la tienda, Ana me volvió a coger la mano y apretándomela fuerte, me dijo:
    
    —Vamos a follar. Lo necesito, que después de haberme hecho correrme delante de todo el mundo me tienes como una perra en celo.
    
    —Ya estabas como una perra en celo. Ahora estás como una zorra. Hambrienta de polla, que es lo que te voy a dar.
    
    Entramos en el hall del hotel y saludando a la recepcionista, tomamos el ascensor hasta la segunda planta.
    
    —¿Has visto a la recepcionista? No te ha quitado el ojo de encima.—Dijo Ana mordiéndose el labio inferior.
    
    —Sí, no está mal. No me importaría hacer un trio con ella. Seguro que detrás de esas gafas de intelectual que lleva, esconde una golfa de cuidado.— No suelo hablar así. Pero estaba en modo cabrón y mi lengua también se desataba, lo mismo que mi polla.
    
    Llegamos a la habitación y empujé a Ana encima de la cama, me ...
    ... tiré encima de ella y sujetándole las muñecas por encima de la cabeza, empecé a comerle la boca de una manera totalmente animal. Necesitaba a esa hembra y la tenía a mi disposición. Bajé mordiéndole el cuello hasta sus pechos, liberé sus manos y apreté sus pechos por encima de la ropa, mirando cómo sus pezones reaccionaban bajo el vestido, poniéndose duros como piedras.
    
    Sus manos fueron directas a soltar mi cinturón, quería liberar a la bestia. Me puse de pie y me quité la camiseta mientras ella ya había soltado todos los botones de mi pantalón bajándolo hasta las rodillas, lo mismo hizo con mis calzoncillos, mi polla saltó entonces como un resorte.
    
    Agacho su cabeza con una clara intención, pero no la dejé llegar a su objetivo. Detuve su avance, antes de que sus labios llegaran a rozar la punta de mi miembro. Tumbada bocarriba como estaba, abrí sus piernas al máximo y me arrodillé para acomodarme y degustar su intimidad. Sujetándola por sus muslos, le abrí las piernas. Ante mí estaba el objeto de placer que tanto ansiaba. De este asomaba un hilo de silicona negro, proveniente del huevo vibrador que nos había servido de juguete durante un buen rato.
    
    Acerqué mi boca, y sujetándolo con los dientes, empecé a dar tirones para sacarlo de su interior. Respondía a cada tirón con un gemido de placer. Mis manos, mientras tanto, habían vuelto a sus pechos, mientras las suyas, sujetaban mi pelo, forzando mi cabeza a enterrarse más contra su intimidad.
    
    No tardó en correrse de ...
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