1. Mi primo


    Fecha: 18/07/2024, Categorías: Incesto Autor: paqui, Fuente: RelatosEróticos

    ... saber que hacer, y con la calentura que llevaba de antes, me acaricié hasta que vi a mi primo soltar chorros de leche que llenaron toda mi ropa interior y el resto salió disparado como una fuente. Salí corriendo sin hacer ruido hacia la cocina, y cogí uno de los pepinos y me fui a mi cuarto de nuevo, en donde di rienda suelta a mi imaginación, pensando que lo que tenía en mis manos no era el pepino, sino aquello que le vi a mi primo. Tan excitada estaba que no tarde en sentir un orgasmo como nunca lo había sentido.
    
    Al día siguiente, todo cambió en mí, empecé a ver a mi primo con otros ojos, el miedo que me había metido mi madre con los chicos, iba quedando en un segundo plano, porque yo misma descubrí la satisfacción que daba todo lo relacionado con el sexo.
    
    Ahora era yo la que intentaba buscarlo y provocarlo un poco, pero sin ser descarada, me ponía vestidos fresquitos, con escote y con vuelo y por supuesto, sin sujetador, cosa que advirtió mi primo que era un lince para esas cosas, jaja y me dijo: “Paqui, con el fresco de la mañana, se te notan mucho los botones del vestido” a lo que contesté (no sé ni como me atreví) que es que había perdido el sujetador y también una braguita, diciéndome él que me ayudaría a buscarlos y que si tampoco llevaba braguitas entonces, le dije que sí, que llevaba y ni corto ni perezoso, me subió el vestido para comprobarlo y yo me lo baje como pude no sin antes, darme una palmada en mi culo y diciéndome que vaya culito rico que tenía que ...
    ... era duro y que no necesitaba braguitas, que pasaba como con el pecho, que del año pasado a este, me había crecido mucho, pero que se veía duro, a lo que le dije que si también iba a comprobarlo como con las braguitas y me dijo que ahora no, pero que cuando la siesta me esperaba en los álamos de la fuente a lo que le contesté que no, contestándome que no me hiciera la dura, que sabía que iría.
    
    Como es lógico, cuando todos se fueron a la siesta, me faltó tiempo para ir a los álamos y mi sorpresa fue que no estaba allí mi primo, por lo que me senté a esperarlo. Tanto tardaba que me sentí una tonta haciendo todo lo que él quería, y cuando me dispuse a marcharme apareció de donde estaba escondido y diciéndome que a las potras para domarlas hay que hacerlas esperar. Venía con algo en la mano y cuando estuvo a mi lado pude ver que era mi ropa interior, por lo que le di las gracias por haberlas encontrado (como si yo no supiese que las tenía el). Me hice la sorprendida cuando vi las manchas blanquecinas que tenían y le dije que donde las había encontrado y qué sería aquello, a lo que sólo se limitó a sonreír diciéndome que ya lo averiguaría.
    
    Como el era muy lanzado, se sentó a mi lado y me dijo: “primita, vamos a comprobar lo que nos quedó esta mañana” y empezó a acariciar mi pecho despacio, como sopesándolo, muy tiernamente, cosa que me excitó muchísimo, nunca me habían tocado así, sólo el chico del bus, pero lo hacía con ansia, no con delicadeza. Al rato y sin darme cuenta, ...