La mejor forma de despertar
Fecha: 15/08/2024,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Rey Ram, Fuente: CuentoRelatos
Cierta noche estábamos viendo unas pelis en televisión, ya habíamos cenado, comimos algunos snacks mientras nos concentrábamos en los filmes. Cuando ya la hora era avanzada decidí quitarme la ropa, ya que mi esposa y yo acostumbramos a dormir totalmente desnudos, ella también se quita la ropa. Primero sacó su franela de algodón azul por encima de su cabeza, para luego quitarse los pantalones cortos que hacían juego con la camisa; en ese punto es que comienza mi tortura, lleva puesto un cachetero de encaje blanco que delinea perfectamente su cintura, y se introduce ligeramente entre sus nalgas, cubriendo únicamente la mitad superior de ambos glúteos.
¡Dios, es hermosa!
Mi esposa tiene una estatura normal, no es demasiado alta ni demasiado baja, tiene cabello rizado (cosa que me encanta), piel blanca aunque no pálida, tiene tetas de un tamaño considerable, para mí son las mejores, no me entran en ambas manos y sus pezones son pequeños, perfectamente ubicados en el centro de una aureola color canela suave, y su cintura reducida justo en medio de su cuerpo generándole una forma de reloj de arena; su espalda recta con una pequeña curvatura en la parte baja es perfecta para darle paso a un par de nalgas grandes y bien formadas; sus piernas tienen muslos de tamaño exquisito, exactamente simétricos, con pantorrillas carnosas. Como lo ven, la mujer perfecta, sin contar su precioso rostro que se embellece con labios jugosos que forman una sonrisa que demarca hoyuelos en sus ...
... mejillas gorditas y ruborizadas.
Volviendo a la historia, tengo a mi esposa acostada a mi lado con un hermoso conjunto de ropa interior de encaje blanco. Me levanto con la excusa de ir al baño solo para verla de frente un segundo más, y allí está ella recostada sobre su espalda viendo la televisión, con sus tetas apenas cubiertas por un encaje casi transparente que permite ver con detalle sus pezones levantados y aparentemente duros, por el frio, supongo; tiene las piernas bien abiertas con las rodillas flexionadas y los pies juntos; me fascina esa posición, puedo observar aquella línea de ensueño que detalla la pepita a través de aquel pequeño trozo de tela, la cual está totalmente depilada, lo que la hace más provocativa.
Voy al baño a orinar y noto que mi pene ya se estaba empezando a endurecer, por lo que trato de pensar en otra cosa, por supuesto sin éxito, no puedo sacar de mi mente la imagen de mi esposa, sus tetas, sus piernas bien abiertas y aquella pepita depilada entre ellas. Luego de terminar en el baño decido pasar por la cocina para tomar un poco de agua y regresar a la habitación. Al entrar veo aquella hermosa mujer aun en la misma posición frente a la puerta, ya que la cama está ubicada justo allí.
⎯Amor, ¿Por qué no has terminado de desvestirte aún? ⎯ Por esta clase de preguntas es que creo que soy un hombre masoquista.
⎯Porque estoy esperando que mi marido me desvista.
⎯Levántate un segundo, pues.
Me siento en la cama a su lado. Ella se sienta y ...