Confesiones (1): Tienda de abarrotes
Fecha: 17/08/2024,
Categorías:
Confesiones
Autor: Kurosko, Fuente: CuentoRelatos
... y que no le contara a nadie, le rogué con tanta insistencia que por accidente, su cinturón se abrió, al igual que el cierre y el resto del pantalón. Bien dicen que la intuición de una mujer es nuestro sexto sentido y finalmente comprobé qué era lo que más me gustaría de ese nuevo repartidor.
Para cada cerradura hay una llave, tengo una que casi nunca se abre a menos que le meta mano yo misma, tiene su maña. Pero vi que Fabián tiene una llave asombrosa, mágica, diría yo. No es la más grande que he probado, pero es la más ancha hasta la fecha. Ni siquiera pude esperar, en cuanto la vi supe que tenía que hacer la prueba, me hizo ver estrellas mientras la abertura cedía con cada empuje hasta que mi cerradura tuviera la forma de su llave. Siento que la mandíbula se me podría desencajar cuando la veo de cerca, por eso prefiero que disfrute probar sin miedo ese cajón que no cierra cuando necesito ayuda en la bodeguita, lo cual coincide siempre con sus visitas. ¡Qué descuidada soy! Siempre que viene algo les pasa a mis pantaletas, seguramente es porque se manchan cuando pienso que está por llegar. Gracias a Fabián, mis lunes son menos aburridos.
Obviamente, tampoco voy a dejar de lado a los de los refrescos, las papas y las galletas. Oye, esos pobres vienen siempre apurados y apenas tienen tiempo de descansar por sus rutas. Aunque hay quienes me dejan ya sea al final de la ruta o al inicio, saben que puede haber tráfico o a veces, las cuentas tardan en salir y eso es lo que ...
... hace que se entretengan cuando pasan a nuestro local. Yo cuento con ello, por eso siempre tengo despejada el área de descargue para cuando sé que les toca pasar.
Una habilidad necesaria en este negocio es saber despachar con rapidez y eficiencia. No tengo tiempo de quejarme del olor a sudor y demás cosas que aderezan esos chiles, el servicio tiene que hacerse en cuestión de minutos o puede afectarles más en su itinerario. Ya sea una cuenta larga o corta, uno tiene que darle la atención que se merece en cada descargue. Yo lo entiendo, su trabajo no siempre es fácil y a veces, hacen falta más de uno para acomodar la mercancía en la trastienda y por algo Dios me dio un par de manos, para ayudar con lo que no me quepa en esta boquita que poco o nada puede decir mientras revisamos cuidadosamente el inventario que entra y sale. Hay quienes me preguntan si necesito ayuda para acomodar algo más allá adentro, pero, como dije, para eso tengo a Fabián.
Esos muchachos casi nunca duran, los cambian de ruta o se salen de trabajar y aunque algunos pasan a visitar de vez en cuando, siempre he tenido que repetirles que esto es un negocio chiquito y de momento no estamos buscando empleados. Pero a veces no comprenden todas las razones que amablemente les vuelvo a compartir en la trastienda y vuelven a intentar su suerte, a ver si esta vez sí estamos contratando. Ni modo, hay gente que les entra por uno y les sale por el otro, lo bueno es que no me molesta explicarles a detalle, después de ...