Un bonito regalo para mi amada Carlota
Fecha: 19/08/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... para expresar el amor que siento por ella, que lo he dejado bien escondido en el recibidor hasta que ella llegue. Una hora y media antes, una vez he subido a su habitación después de cuidar de sus animales de la granja, he tenido ese instinto y para consumarlo, me he dirigido su armario de madera natural de pino, he abierto el cajón de su ropa interior y he estado entre media hora y tres cuartos oliéndosela y besándosela sin parar, prenda tras prenda: braguitas, sujetadores, tops, culottes, camisas de tirantes de encaje, camisones cortos de tirantes. Huelo cada una de sus prendas de ropa interior como si no hubiera un mañana, respirando con fuerza, ansias y delectación y a la vez tocándolas y volviéndolas a poner donde estaban con mucho cuidado. También huelo, beso y hasta tengo el instinto de lamer sus calzados, sobre todo sus botas, botines, sandalias y chanclas de cuero, plataforma y tacón. Se nota que algunos calzados y prendas de ropa interior (las camisas y camisones finos de tirantes de encaje) tienen bastantes años, pero están muy bien conservados. Mientras tanto, mis mejillas se ruborizan, mi corazón late con fuerza y rapidez y mi cuerpo reacciona de tal manera que empiezo a masturbarme. Una mano pasa por mis endurecidos pezones por debajo del vestido azul que llevo puesto, la otra pasa por mi tenso y empalmado clítoris y mi vagina súper mojados por debajo de mis medias transparentes y mis braguitas, hasta tener rápidamente un intenso orgasmo. Uffffff... Carlota... ...
... Qué ganas tengo de ti.
Llevo un ratito ya esperándola. Oigo el sonido de los animales de su granja. Cuando he entrado a su casa les he dado de comer a los gallos, las gallinas, los conejitos, los terneros, los corderitos, las ovejitas y las cabritas bebés, tal y como ella me ha pedido amablemente y les he hecho compañía. Siempre que puedo, me dispongo a ayudarla mucho con el trabajo en su casa. Me fascina la ternura, la sensibilidad y el amor auténticos que siente Carlota hacia los animales. He entrado porque me ha dejado una copia de sus llaves bien escondida debajo del felpudo para cuando llegara. Llevaba unos días sin verla. Me muero de ganas de abrazarla, besarla, hacer el amor con ella...
Las agujas del reloj de pared de su cuarto marcan las nueve de la noche. Escucho el sonido de su coche y minutos después, abrirse la puerta de su casa. Mi corazón da un vuelco de felicidad.
(Carlota y yo hablamos en catalán, pero escribo solo en español para que se me entienda bien).
–¡Clara...! ¡Amor mío...! ¡Ya estoy en casa...! –escucho que me dice una vez cierra la puerta y entra en casa. Por el sonido de sus pasos al caminar, puedo deducir que lleva puestas unas de esas atrevidas botas altas negras de cuero, plataforma y tacón que tiene, con las que tanto me seduce.
Se dirige rápidamente a su cuarto para recibirme. Me abraza con mucha fuerza.
–¡¡Ay, mi amooooor...!! –me da unos cuantos besos en las mejillas– ¡Cómo te he echado de menos...! –me susurra seguidamente ...