Mi Vecino Superdotado [17]
Fecha: 28/08/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Nokomi, Fuente: TodoRelatos
... sintió un gran alivio. También quedó impresionada, podía notar la dilatación de su propio culo.
—Yo puedo ayudarte. No tengo ningún problema en hacerlo. Y esto es mucho mejor que cualquier juguete de plástico.
—¿De qué hablás? ¡Ay, no… Osvaldo… no, por favor… por el culo no! ¡Ay, ay, ay!
La verga del portero invadió su culo tan rápido que no tuvo tiempo a nada. La penetración fue completa, por culpa de la dilatación obtenida previamente.
—No pasa nada, Silvana. De verdad no me molesta. Vos podés centrarte en tu masturbación, como si yo no estuviera acá.
—¿Como si no estuvieras? ¡Pero si estás adentro de mi culo, Osvaldo! Por dios… no me la metas. Ay… ¡Osvaldo!
No hubo caso. El tipo parecía decidido a ayudar. La tomó fuerte por la cintura, con ambas manos, y empezó a bombear con una potencia extraordinaria. Silvana sentía que se le iban a salir los ojos con cada embestida.
—¡Ay, ay! ¡Osvaldo! ¡Me vas a romper el orto! ¡Ay, Osvaldo! ¡Me estás rompiendo el culo!
—Te aseguro que no está roto. Solo muy dilatado; pero eso es algo bueno. Así entra más fácil y no te duele.
Eso era cierto, podía sentir muchas cosas; pero no había dolor. Ni un poquito. El dildo la había dejado demasiado abierta como para sentir dolor con una penetración, por más que fuera así de dura. Empezó a gemir, y se le pusieron los ojos en blanco. Simplemente no pudo evitarlo. Su mano derecha se movió sin que ella le diera la orden, fue en busca del clítoris y comenzó a frotarlo ...
... violentamente. ¡Se estaba haciendo la paja mientras Osvaldo le daba por el culo!
En ese momento su celular comenzó a sonar. Lo había dejado en la cama, a pocos centímetros de donde estaba ella.
—Ay… es mi novio. Por favor, Osvaldo. No digas ni una sola palabra. Silencio absoluto.
Contestó la llamada, haciendo un gran esfuerzo por no gemir. Osvaldo no habló, pero tampoco se detuvo. La verga siguió bombeando su culo a toda máquina.
—Em… ho… hola amor. ¿Cómo estás? —saludó, con fingida naturalidad.
—Hola Silvana. Te llamo porque quería pedirte perdón.
—¿Por lo de la ducha?
—Sí, por eso y por cómo me comporté. No tendría que habérmela agarrado con tu ducha.
—¿Qué fue lo que… auch… qué fue lo que pasó?
—¿Estás bien?
—Em… sí, es que salí a correr y… ay… uf… dios… me duelen un poquito las piernas. Ya sabés que a veces corro más de lo que debería.
Estaba impresionada. Osvaldo parecía un motor con un potente pistón que entraba y salía de su culo sin parar ni un solo segundo. Silvana comenzó a jadear.
—Te noto agitada….
—Te dije que recién llego de correr, Renzo. Explicame lo que pasó con la ducha.
—Ah, sí… em. La rompí yo, porque… me dio un pequeño ataque de celos. Por todo lo que pasó con Malik.
—Oh… ¿de verdad? Quizás no fue buena idea contártelo. Pero… yo quería que sepas todo, para que confiaras en mí.
—Lo sé, lo sé. Es mi culpa, yo me puse así.
—Dios… mmm… despacito, por favor… más despacio, que mi culo no es de goma. —Intentó decir ...