1. Un negro me rompe en dos


    Fecha: 02/09/2024, Categorías: Gays Autor: RedMau, Fuente: CuentoRelatos

    Ramón estaba desubicado y no podía regresar a casa, por lo que decidí ayudarlo, ya eran las 7 pm y yo caminaba hacia mi casa, luego de pasar por el gym. Ramón es un dominicano que había venido de visita a mi país por fines turísticos, de unos 1.75m de altura, delgado, de tez negra, de brazos y piernas largos, con una gran sonrisa que presumía unos hermosos dientes blancos que contrastaban con su fascinante color de piel.
    
    – Oye tú sabe que guagua puedo coger pa’ mi hosta, no recuerdo qué número me dijeron – dijo con su acento β€œcapitaleño”
    
    – ¿Dónde te hospedas?
    
    – Por la Universidad Nacional – dijo mientras me enseñaba la dirección
    
    – Podés agarrar la 30 y luego caminás unas calles. Pero igual podés caminar, está a unas 5 o 6 cuadras de acá.
    
    Vi que vacilaba un poco y me ofrecí a ayudarlo.
    
    – Si querés te acompaño.
    
    – Por favor, me ayudarías mucho.
    
    Caminamos las 5 o 6 cuadras que distaban de su hostal y fue una caminata muy grata, Ramón tenía un delicioso sentido del humor y un léxico muy variado y se tomó todo el tiempo del mundo para enseñármelo y aún encontró tiempo para invitarme a visitar su país. Al llegar a la puerta de su hostal me dijo:
    
    – No sé cómo agradecerte por tu ayuda.
    
    – No te preocupés, fue un placer.
    
    – ¿No quieres algo? El hostal vende comida, acá cerca hay un pequeño bar, por si se te antoja algo.
    
    – No te preocupés, estoy bien… pero ya que tanto insistís me pregunto si tenés un poco de agua, tengo algo de sed.
    
    – Si, tengo en ...
    ... la habitación ¿Quieres subir?
    
    – Mejor quizás no, no quiero causar molestias.
    
    – No digas tonterías, ven sube conmigo.
    
    La noche era algo cálida y estaba sediento, me había acabado toda el agua en el gym.
    
    Subimos a su habitación en el segundo piso, a la que entramos luego que el la abriera.
    
    – siéntate – me dijo señalando su cama, mientras él iba a la mesita donde estaba un galón de agua y una tira de vasos desechables, separó uno y lo llenó con agua.
    
    Yo bebí inmediatamente el contenido, pues lo necesitaba.
    
    – ¿Quieres más? – me dijo con una sonrisa.
    
    Yo asentí y él vertió más agua en mi vaso que apuré en un par de tragos.
    
    – ¿quieres más?
    
    – No, ya no, gracias – dije levantándome.
    
    Él se había quitado la camisa mostrando su cuerpo delgado pero fuerte, su pecho cubierto con vello ensortijado y sus pezones grandes y morados.
    
    – No tienes que irte, si no quieres – me dijo en voz baja
    
    Yo estaba contemplando su bonito cuerpo y sus brazos largos.
    
    – Tienes unas manos enormes – le dije.
    
    – No sólo eso tengo enorme.
    
    – ¿Qué más tenés enorme?
    
    – Averigualo tú
    
    A mi ni dos veces me dijo cuando ya de pie le desabotoné el jeans y lo bajé lo suficiente para que su calzoncillo negro quedara expuesto.
    
    Él me quitó el tank y me apretó mis pezones y luego los pectorales con sus grandes manos y me dio un gran beso. Yo me bajé el short y me quedé solo en bóxer.
    
    Mi erección pugnaba por salir pero la de él era impresionante, el pene en su intento de ...
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