Ana, una ninfómana casada e insaciable
Fecha: 22/03/2018,
Categorías:
Intercambios
Autor: Alber, Fuente: CuentoRelatos
... que vengas aquí hoy. Te lo voy a decir de la manera más cruda y directa. Aprovechamos que los niños van a pasar la noche en casa de mi mamá para ejecutar una de nuestras fantasías y te elegí a ti para que participes porque he visto que eres un tipo muy caliente y de mente abierta... Yo no podía creer lo que mis oídos estaban escuchando! Casi eyaculo ante la vista de aquella hembra diciéndome esas cosas con esa voz tan sensual y felina. Ella continuó: -Yo soy una mujer muy fogosa. No culpo a Luis porque él es un amante muy superior al estándar. El problema es mío, que no quedo satisfecha ni con el tipo más resistente... Luis quiere que yo quede complacida aunque sea una sola vez. Por eso hemos empezado varios experimentos y esta es una parte de la cadena. La idea es que tú me folles por donde se te ocurra mientras Luis mira y nos filma... Él no va a participar mientras tú estés cogiéndome. Solamente va a ver. La condición es que cuando termines te vistas, salgas del apartamento y te vayas, pues Luis me va a hacer el amor después, para probar si esta vez puede hacerme quedar exhausta. Él quiere ver, aunque sea un solo día, cómo quedo gritando que no deseo más nada y que estoy cansada. Les confieso que no sabía qué decir, aunque obviamente ya estaba resuelto, internamente, a acceder a los deseos de la mujer. Como me veía tan cortado, Luis me dijo con tranquilidad: -Mira Alberto, no te vayas a cohibir. Nosotros somos una pareja adulta y liberal que disfruta del sexo. Nos amamos ...
... y respetamos profundamente, pero hemos decidido llevar nuestras fantasías a la realidad. Puedes hacerle todo lo que quieras a Ana. Yo solamente voy a mirar y a grabar. Sé que eso te puede resultar incómodo, pero ya verás que la pasarás bien. Yo no lograba articular palabra, así que Ana, resuelta, se levantó del sofá y me dijo: -Nos vamos al dormitorio? Ante esta pregunta me incorporé casi mecánicamente y la seguí. El corazón se me iba a salir por la boca de la excitación y los nervios. Luis iba detrás de nosotros. Entramos al área de las habitaciones. El cuarto de la pareja estaba al fondo. Pasamos por la puerta del cuarto de los dos niños pequeños. Era increíble que la madre de aquellos angelitos fuera una ninfómana insaciable. Pero bueno, muchas cosas se ven en el mundo y esa noche yo estaba dispuesto a dejar a un lado los puritanismos y a gozar a mis anchas de aquella preciosa hembra. Entramos a la habitación. Era muy espaciosa, presidida por una cama matrimonial tipo king size, verdaderamente grande. A Un lado estaba colocada una silla, junto a un trípode en el que reposaba una cámara filmadora. Luis encendió la cámara y se sentó en la silla, diciendo: -Hagan como si yo no estuviera aquí. Aquello era un poco difícil. Tirarse a una mujer enfrente de su marido no es cualquier cosa. Ana comprendía que sería ella quien tendría que romper el hielo, de manera que se acercó a mí –yo estaba parado cerca de la cama- y me rodeó con sus brazos. Pude sentir su aliento exquisito cerca ...