1. Diario de Eva (Episodio III): ‘Krystal’


    Fecha: 06/09/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos

    ... suspirábamos impetuosos, con rapidez y extenuación. Menos mal que el ruido en el ambiente hacía imposible advertir lo que estaba pasando, no solo en el nuestro, pero también en el resto de boxes.
    
    Cuando Viktor comprendió que ya estaba a punto de correrme, aceleró a toda prisa sus incursiones. El sonido de sus caderas golpeando con furia mis nalgas solo presagiaba lo inevitable. Sudando, y sin apenas aliento, sorteó mi jersey para agarrarme las tetas y pellizcarme los pezones, consiguiendo arrancarme un orgasmo tremendo que me paralizó durante varios segundos. Se me nubló la vista, y fui incapaz de controlar los espasmos de mi cuerpo. Viktor se detuvo de golpe y permaneció dentro de mí mientras me recuperaba de una pequeña muerte.
    
    -Dios Eva, cómo te has corrido…
    
    No me pareció que fuera una pregunta. Advertí tal sensibilidad en toda la zona de mi sexo, que le rogué que siguiera despacio. No se lo tomó mal, y comenzó de nuevo a joderme pero con más suavidad. Su dureza no se había reducido en absoluto. Impregnados ambos por el esplendor del éxtasis, creo que podríamos haber estado follando toda ...
    ... la noche, dentro de ese incómodo cuchitril con olor a meados. Cuando empecé a disfrutar de nuevo a Viktor, estaba segura de que podría hacer que me corriera al menos una vez más, pero eso solo fue un anhelo fugaz.
    
    -¿Dónde quieres mi leche?
    
    -En la cara.
    
    No sé porqué respondí eso. Quizás porque era una pregunta que, francamente, no me esperaba. Me salió del alma, tal y como ocurriera con Antonio un mes antes. Percibí enseguida la inminencia de mi montador que, de repente, salió de mi coño, me orientó hacia él y se pajeó contra mi cara hasta soltar la primera descarga, a partir de cuyo momento la soltó libremente para que yo me encargara de ordeñarle el resto del engrudo, que ya cubría parte de mi cara y de mi pelo.
    
    Antes de salir de aquel agujero, pensé que sería divertido deshacerme de mis maltrechas bragas de forma que ahora, la planta de abajo, podría regocijarse de verdad con la perspectiva de un coño bien hinchado por la lujuria, y empapado de obscenidad.
    
    Ya estaba amaneciendo cuando llegué a casa y me tiré sobre el sofá, completamente desencajada y apestando a esperma y a indecencia. 
«1234»