1. En las bibliotecas también se folla


    Fecha: 07/10/2024, Categorías: Confesiones Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos

    ... dedos pulgares y meto mi nariz en toda su raja. Inspiro fuerte para disfrutar de aquella fragancia de hembra en celo. Le hago cosquillitas con la punta de mi nariz por cada centímetro de su vulva. Hundo mi cara todo lo que puedo en aquella cueva de la felicidad. Saco mi rostro todo mojado, como si lo hubiera metido en una fuente. Acerco mi nariz a su clítoris y jugueteo con él. Le masturbo su botón de oro con mi nariz. Aquel botoncito es la llave al Paraíso de los Orgasmos.
    
    Cambio mi nariz por mi lengua. Lamo toda su raja, de abajo a arriba. La almeja le brilla por lo chorretosa que está. Yo lamo y lamo con la intención de secársela pero consigo el efecto contrario. Cuanto más lamo y chupo más se le humedece. Me bebo sus caldos como si fueran un Rioja.
    
    Ella me pide entre jadeos que me la folle, que quiere sentir mi verga bien adentro. Que ya basta de cosquillitas con la nariz y la lengua. Que quiere una buena barra de hierro bien caliente dentro de su coño. Quiere sentir que la parten en dos. Sus deseos son órdenes para mí.
    
    Sin cambiarla de postura, me acerco a ella y me la empotro. Está tan lubricada y excitada que ya no me paro a joderla a fuego lento, le doy duro.
    
    De vez en cuando entra una mujer en los baños para mear. Mientras hay gente en el interior del servicio tenemos que guardar silencio, aunque la follada no se interrumpe.
    
    A mí me daba mucho morbo estar montando a una yegua de 18 años en un compartimento y que en el de al lado estuviera una ...
    ... mujer con su solitaria lluvia dorada y su sonido de chorreo característico. Yo estaba tan cachondo en esos momentos que me hubiera tragado toda aquella orina aún sin conocer si su propietaria estaría de buen ver o no. Susana estaba disfrutando con la situación. Por fin había cumplido su gran sueño de follar en la biblioteca.
    
    Tres emboladas por segundo clavándosela bien adentro y con ímpetu durante diez minutos fueron suficientes para hacer que se corriera como una cerda.
    
    Me yergo y me pongo frente a ella, me sacudo la polla con fuerza. Me hago una fantástica gayola mientras observo los gestos de viciosa insaciable que pone para provocarme el clímax.
    
    De vez en cuando se me acerca y me chupetea la punta del nabo para lubricármelo un poco. Y vuelve a sus gestos lascivos. Saca la lengua, se relame, pone los ojos en blanco. Me dice guarradas del tipo “Descarga tus huevos sobre la cara de esta golfa”, Lléname todo el pelo de pringue”, “Quiero oler, paladear, saborear y tragar toda la lechada que te sobra en los cojones”.
    
    Yo me la machaco a buen ritmo, cada vez con más furia. Disfruto de sus muecas y frases provocadoras. Me sigue diciendo cochinadas del estilo “Yo seré tu puta y tú mi papichulo”, “En los colegios de monjas nos enseñan que una mujer debe ser una dama en la calle, una señora en su casa y una puta en la cama”.
    
    Esta última frase activó mi volcán interno. Ya no pude más y comencé a expulsar mi particular lava y a eyacular por todo su rostro.
    
    Dirigí unas ...