Macarra capítulo 6 - Relatos Eróticos

Macarra capítulo 6

... prosperar.

Sebastián asintió pensando que estaba entendiendo lo que el decano le decía, aunque las intenciones de este eran bastante perversas. El secretario se despidió del Decano, puso su mano sobre el hombro del joven estudiante y ambos salieron del despacho. Regresaron a la secretaría, donde el secretario le entregó a Sebastían una carpeta que le habían preparado con todos los datos que pudiera necesitar del campus, las claves de la intranet y semejantes, y luego pusieron rumbo a la residencia de estudiantes.

-Viajas ligero, por lo que puedo ver. -Dijo el secretario.

-¡Ah, no, compartiré habitación con un amigo! ¡Él ya llevó mis cosas!

-Perfecto, entonces sabes el camino hasta la residencia, ¿no?

-Muchas gracias por toda su ayuda. -Dijo Sebastián, bastante feliz.

Ambos se dieron la mano y cada cual puso rumbo a un lugar distinto. Sebastián llegó a la residencia de la universidad, subió a la planta siete, habitación siete. En la puerta había una gran pegatina con un dibujo de un unicornio con ropa de cuero sobre un arcoiris. Sacó su llave y abrió la puerta. La habitación estaba dividida en tres partes, teniendo forma de medio hexágono. El suelo estaba con moqueta, de tres colores, verde, blanco y rojo, siendo la forma visual de delimitar los espacios. Las paredes eran blancas y había tres ventanas, las tres frente a la puerta. A la izquierda había una cama con unas sábanas rojas, una mesa escritorio con un ordenador y una silla gaming. Había mucha ...

... decoración de temática de videojuegos. A la derecha había una cama con unas sábanas azules, otra mesa escritorio con ordenador y otra silla gaming. Esta parte de la estancia tenía decoración de anime y manga. En el centro, en la parte de la moqueta blanca, había una cama con sábanas blancas, una mesa escritorio aún sin nada, una silla de oficina normal y una ausencia total de decoración.

En esta misma cama había una maleta, una bolsa de viaje y, a los pies de la misma, un par de cajas. Eran las cosas de Sebastián. Iba a ir a por estas cuando las dos sillas gaming de ambos lados de la sala se giraron, al unísono. Eran Luis y Enrique Gancedo.

Los Gancedo eran hermanos mellizos, aunque no podían ser más diferentes. Ambos de diecinueve años, entando en segundo de sus respectivas carreras. Ambos hermanos de metro setenta y cinco, pelo castaño oscuro, ojos marrones y nariz aguileña.

Luis Gancedo era delgado, de cuerpo fibrado, de piel morena y con el cuerpo depilado. Pies y manos grandes. Su verga firme, de unos veintidós centímetros, estaba erecta. Enrique Gancedo era un hombre rellenito, de cara redondeada con barba hipster. Piel clara y cuerpo recubierto de frondoso pelo castaño oscuro. Pies y manos más pequeños que su hermano. Su verga estaba curvada hacia un lado y era bien gruesa, de unos dieciocho centímetros.

Ambos hermanos se estaban masturbando mientras hablaban con Sebastián.

-Entonces, ¿te llevaron ya al despacho del rector? - Preguntó Luis.

-¿Te folló ya el ...