El nuevo jefe de mi esposo
Fecha: 03/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: liliana111083, Fuente: CuentoRelatos
... mientras pensaba en lo que Gonzalo dijo que le gustaría hacerme en la cama. Mientras más recordaba sus palabras, más rápido me masturbaba y me frotaba el clítoris. Mis gemidos se hicieron más fuertes y mis caderas se levantaron del sofá cuando me metí dos dedos a la vagina. Mis gemidos se hicieron más y más fuertes mientras mis dedos hacían su trabajo. Con un movimiento de mis caderas hacia arriba para sentir mis dedos todavía más adentro, mi cuerpo se tensó y exploté en un orgasmo salvaje.
Me quedé allí después de mi orgasmo y me quedé dormida en el sofá. Por suerte, desperté a mitad de la noche desnuda en el sofá con mi bikini en el suelo. Eso habría sido difícil de explicarle a mi esposo si me hubiera encontrado así en la mañana. Me arrastré silenciosamente a la cama y dormí hasta la mañana.
Traté de no pensar en Gonzalo, pero no tuve éxito. Mis pensamientos se iban hacia él a menudo. Me encontré a mí misma obsesionada con lo que había dicho. Eso me preocupaba, y decidí que tal vez seria mejor rechazar su invitación a almorzar si llamaba.
Mi teléfono sonó el martes por la mañana. Lo contesté, y era Gonzalo. Conversamos un poco sobre temas intrascendentes, y luego me preguntó si estaría disponible para almorzar el jueves. Abrí la boca con la intención de rechazarlo, pero me encontré a mí misma diciéndole que ese día estaría genial. No puedo explicar que pasó, pero ya no podía retractarme sin dejar mal a mi esposo.
Llegó el jueves, y no sé por qué, pero no le ...
... dije a mi esposo acerca de mis planes para el almuerzo. Pensé que era porque no quería contestar todas las preguntas, pero yo misma cuestioné esa excusa. Estaba preocupada acerca de que ropa iba a usar. Sabía que íbamos a ir a un country club, así que tenía que ser algo elegante, pero no quería verme demasiado sexy. Al final utilicé una falda granate que me llegaba hasta la mitad del muslo, una blusa de seda color rosa y sandalias de taco alto. Era el outfit más conservador que tenía.
Entré al restaurante y me guiaron a la mesa de Gonzalo. Él se puso de pie y me saludó mientras yo me acercaba a él, dándome un beso en la mejilla. “Uau, Liliana, te ves increíble en ese outfit,” me dijo al mismo tiempo que jalaba mi silla hacia afuera para que pudiera sentarme.
Le agradecí. Una vez instalada, tomé la carta para leerla y no tener contacto directo a los ojos con él. Ordenamos el almuerzo y hablamos sobre diferentes temas. Debo admitir que Gonzalo se comportó como un perfecto caballero, fue encantador y después de que me relajé un poco, la pasé muy bien con él. Reímos mientras hablábamos de algunas experiencia que ambos habíamos tenido.
Gonzalo dirigió la conversación hacia los amores del pasado y las experiencias. Para entonces, había bebido algunas copas de vino y me sentía un poco más habladora que de costumbre. Le conté acerca de mis épocas como gimnasta y de cuando fui la estrella del equipo de atletismo en la secundaria, lo que me sirvió para obtener una beca en la ...