LA AMIGA DE MI MUJER
Fecha: 06/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos
LA AMIGA DE MI MUJER
Este relato, pensará el lector, que es obra de mi afiebrada imaginación, pero les aseguro que el argumento central forma parte de una realidad.
Aproximadamente a los 3 años de casado, ya con una pequeña heredera, vislumbraba que mi matrimonio no iba a llegar a buen puerto.
Mi esposa había entrado desde hacía unos 10 meses en una inflexible dejadez sexual y, además, acompañada con una franqueza enorme diciendo que el manejo del hogar era para ella un hartazgo. Es decir, estaba fregado de día con la casa descuidada y de noche, no acababa de comprender el por qué se había casado.
Para mí, la única respuesta era el interés y el miedo a quedarse solterona. A sus 32 años mantenía un hermoso cuerpo, con unos pechos grandes y turgentes, una cintura delgada y unas caderas redondeadas que coronaban dos bien formados, largos y muslos.
Estaba en un escenario completamente nuevo para mí, ya que, durante el noviazgo y unos meses de convivencia, no teníamos problemas para “cogernos” en el sofá, en la ducha o en la cama.
Era reticente a darme una mamada de verga, pero sí me pedía con voz sedosa que le diera una chupada de vagina, con introducción de lengua y dedos, lo que le hacía llegar a orgasmos espectaculares. Este cambio o aversión al sexo fue progresivo y obviamente, muy negativo para nuestra vida conyugal, lo cual se confirmó en la tercera visita al psiquiatra cuando le confirmó claramente que no tenía ningún interés en sexo y que solamente ...
... asistía a consulta, para evitar desavenencias en casa.
Por mi parte, a mis 35 años, con una vida bastante en regla incluyendo la práctica de deportes de campo, esta situación se convirtió en un calvario especialmente en las noches.
Ella viendo TV y yo con una “parazón” que quería romper el pantalón pijama.
Ella no se inmutaba y a mucho requerimiento, me decía: -
Bueno, si quieres puedes ponerte encima de mí y penetrarme, que yo no siento nada así que ni te esfuerces
.
Como comprenderán, a pesar que algunas veces lo hice, más satisfactorio me significaba irme al baño para auto complacerme.
Luego de un tiempo, recurrí a visitar masajistas que, por una corta cantidad de dinero adicional, accedían a complacerme sexualmente en forma manual y oral.
Así encontré a Mariela, que era una eximia profesional en su trabajo, tanto con las manos y boca, así como, con su vagina.
Esta mujer era de piel mestiza clara y provenía de una región selvática, era relativamente alta y con un cuerpo de buenas formas.
La hice mi masajista preferida durante más de 6 meses, en los cuales, generalmente, teníamos sesiones semanales.
En las ocasiones en que no la encontraba, las otras 3 o 4 masajistas del local se me ofrecían para atenderme, pero yo era fiel a mis sesiones “sexacionales” con Mariela.
Este satisfactorio hábito empezó a ser poco a poco postergado, por la influencia sobre mí de una amiga de mi mujer. Sucedió que un día, invitados por mi esposa, llegó a casa una ...