LA AMIGA DE MI MUJER
Fecha: 06/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos
... pareja amiga de ella.
Ella, de nombre Rosita, era una mujer de mediana estatura, cabello corto y pequeños ojos negros, que armonizaban con un rostro ovalado, de tez clara, en donde destacaban unos labios delgados, pero bien delineados con un labial de color rojo intenso.
Era delgada con senos más bien pequeños, caderas medianas, piernas y muslos bien provistos.
Esa fue mi impresión, ya que iba vestida con una estrecha falda negra, medias de nylon del mismo color y una blusa de seda roja.
Lucía muy sexy y atractiva. Su esposo era un hombre más bien fornido, alto, de lentes y de apariencia seria.
Mi esposa había preparado unos bocaditos para la ocasión. Yo había puesto a disposición una botella casi llena de ron Havana Club y otra entera de whisky J. W. etiqueta negra, hielo y los vasos del caso.
La conversación fue larga y entretenida. Pude darme cuenta que mientras Rosita tomaba un “long drink” de ron, su marido ya estaba por el tercer vaso de whisky, sin que ella le demostrara fastidio alguno.
Al término de la visita, Rosita nos preguntó si nos gustaba jugar a las cartas.
Ante la respuesta afirmativa de mi “mujer”, nos propuso retornar el sábado siguiente por la noche, para jugar golpe o canasta, mientras nuestra pequeña hija dormía. Así quedó fijada nuestra segunda reunión.
Llegó el sábado, el cual se repitió varias veces en adelante.
Nos ubicamos en la mesa del comedor de estilo provenzal, que era rectangular y de grueso tablero, con un ...
... travesaño principal inferior que invitaba a poner los pies. Me instalaron frente a Rosita mientras que mi mujer se situó, frente a su esposo.
Empezamos a jugar canasta y a intimar más a lo largo del juego, animados por los tragos que moderadamente escanciábamos, a excepción del marido de Rosita que nos llevaba la delantera por 3 o 4 tragos más. Esa vez, acabó el juego un poco adormilado por los tragos bebidos. En el cuarto o quinto sábado siguiente, sentí por primera vez un encuentro con los pies de Rosita.
Se los moví apartándolos, pero al poco rato, nuevamente estaban los de ella junto a los míos. Me pareció raro y busqué la mirada de Rosita, encontrando una sonrisa mientras escuchaba los comentarios banales que se hacían.
Volví a retirarlos y nuevamente, sentí claramente que pegaba los suyos a los míos en forma adrede.
Mi mujer, como siempre, indiferente y su marido bien entretenido tratando de consumir mi whisky junto con cubos de hielo. Así que nos quedamos, con los pies y tobillos juntos, hasta el término de la sesión.
Esa noche antes de dormir, me mantuve con el pene enervado y tratando de ingresar en el hoyo de mi concubina, que tan indiferente era conmigo.
Esa noche su frigidez no fue la excepción y tuve que calmarme manualmente en el baño, ya que la alternativa de la ducha fría no era tan atractiva en ese invierno.
El próximo sábado era ansiosamente esperado por mí, no solo para confirmar lo sucedido en el anterior sino porque ya deseaba ver a ...