1. Definitivamente, el ser seminarista no era su destino….


    Fecha: 09/11/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Gays Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    ... bebido y luego se lo contase a sus padres.
    
    Ya dentro de mi casa, lo ayudé a quitarse toda la ropa, y de inmediato la puse a lavar, él que aún se sentía mal, cuando se fue a recostar, le volvieron a dar ganas de vomitar, y por suerte tuvo tiempo de llegar al baño.
    
    Donde después de que votó todo, abrí la ducha, para que él se refrescase, así que ya estando bajo la ducha, de momento comencé a ir pasando un jabón por su espalda.
    
    Pero como Armandito estaba aún algo mareado, tanto que tuvo que buscar apoyo en la pared, sin llegar a decir nada.
    
    Continué pasándole el jabón por todo su cuerpo, incluso entre sus paradas nalgas, sin que él se opusiera o dijera nada, además, al parecer se sentía tan bien, que se quedó callado.
    
    Mientras que aquella agua medio tibia, continuaba cayéndole por sobre todo su cuerpo, fue al rato que se dio cuenta, cuando le pedí que separase las piernas, de que yo estaba tan desnudo como él, y que me encontraba de tras del, bajo la ducha, al mismo tiempo que con mis manos continuaba enjabonando sus nalgas.
    
    Él sencillamente me obedeció, separando un poco sus piernas, en ese momento con mis dedos enjabonados, además de estar pasándolos por sus nalgas, los comencé a ir introduciendo uno, a uno dentro de su cuerpo, una y otra vez, sin que protestase.
    
    Es más, eso lejos de incomodarle, me pareció más bien que le agradaba, al punto, que después de un corto rato, mientras él continuaba apoyado contra la pared de la ducha, se dedicó a mover de ...
    ... lado a lado sus caderas, a medida que yo seguía introduciéndole casi toda mi mano, entre sus nalgas.
    
    Fue cuando le pregunté, en un tono de voz bien suave, y calmado, si me dejaba que lo penetrase.
    
    Realmente, no dijo ni que sí, ni que no, pero el extraje mis dedos de su cuerpo, y de inmediato comencé a ir penetrando lentamente su esfínter.
    
    En ese instante, se quedó como paralizado, a medida que mi miembro continuaba penetrándolo, hasta que su cuerpo y el mío se unieron.
    
    Mis manos lo tomaron por la cintura, apretándolo con fuerza, y sintiendo como esas sabrosas nalgas se tragaban toda mi verga, la que comenzó a entrar y salir de su cuerpo una y otra vez.
    
    Sin que él dijera, o hiciera algo para evitarlo, o detenerme, lo único que hizo fue volver a ponerse a menear sus nalgas, a medida que yo no paraba de meter y sacar mi verga de su apretado culo.
    
    Él no dejaba de mover sus nalgas, y de gemir profundamente a medida que yo seguía empujando una, y otra vez toda mi verga dentro de su cuerpo.
    
    A cada rato le decía, lo rica que estaban sus nalgas, al tiempo que ocasionalmente con mi boca, dientes, o lengua, besaba, lamía, o mordisqueaba su nuca, y sus orejas, haciendo que sintiera como una especie de corriente recorriera todo su cuerpo.
    
    El agua continuaba cayendo sobre nosotros dos, y él seguía sintiendo, y disfrutando calladamente de todo lo que yo le estaba haciendo, aunque en ocasiones se le escapaba algún que otro gemid o agudo chillido de placer, hasta que ...
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