Acompañantes - 2 - Albert - Relatos Eróticos

Acompañantes - 2 - Albert

ACOMPAÑANTES – 2

Al salir de aquella reunión, los aspirantes se reunieron a nivel particular con el fin de conocerse

- Me llamo Albert, he sido relaciones públicas en varias empresas pero la crisis afecta a unos y a otros de distinta manera, tengo 37 años, soltero sin compromiso, vivía en una pensión con la paga de desempleo, con esto no tendré problemas, medan casa, comida y una paga a largo plazo, espero cumplir los 5 años.

- Yo me llamo Susan, tengo 33 tengo el título de farmacéutica.

Bueno me faltan 2 asignaturas para conseguirlo, vivo en una residencia de monjas, no las soporto, todas ellas se creen que el resto del mundo tienen que comportarse como lo hacen ellas, asi me libro de los rezos del rosario y de los maitines a las 5 de la mañana.

- Yo soy Henry, 35 años, hasta hace unos meses, militar, termine mi contrato y a buscar curro, no tengo ninguna especialidad, cansado de recibir órdenes, buscaba donde alojarme y con esto ya lo tengo solucionado, casa, comida ropa y al final una pasta y a buscar otra cosa.

- Bueno ahora me toca a mí, me llamo Aileen tengo 34 soy de origen francés aunque nací en Irlanda, maestra de profesión y de vocación, los ministerios de todos los países están suprimiendo los profesores y sustituyéndolos por computadoras, sin trabajo y vocación de ayudar, bien a menores o mayores me encuentro en vuestra compañía, suerte para todos.

Tras las presentaciones, y una charla amigable cada uno se fue a su domicilio, a la espera ...

... de que fuesen a recogerlos para conducirlos a sus nuevos trabajos.

A la mañana siguiente al primero que recogieron fue a Albert, que tras un recorrido no muy largo entraron en una finca, rodeada de un muro de piedra de unos 2,50 metros de altura, al fondo del camino una casona de fachada del sigo XX primera década, altas puertas grandes vidrieras y jardines muy cuidados. La puerta estaba abierta, al fondo un despacho en el que se apreciaba un diseño con mucho gusto, se notaba la mano de una mujer en la decoración, no afeminada, sobria, elegante y distinguida, en una de las paredes un gran cuadro de un señor, ya anciano, pelo canoso y gran porte, se oyeron unos pasos y Albert se dio la vuelta, y se encontró con la imagen de una señora, de unos 56-58 años, mostraba que en su juventud había sido muy hermosa, muy bien peinada elegante un vestido sencillo, sobrio para andar por casa, se le notaban algunas incipientes canas que trataba de disimular escondiéndolas entre el resto de su pelo negro, ojos castaños, manos muy cuidadas, buenos modales y tras caminar alrededor de Albert le dijo.

- Soy la Sra., Elizabeth Stanford, vda. De Joseph Stanford y tú quién eres?

- Encantado de conocerla Sra. Stanford, mi nombre es Albert, me envía la agencia de colocación Acompañantes que me ha contratado para ponerme a su servicio en lo que desee, estoy a sus órdenes.

- Bien Albert, te acompaño a tu dormitorio, en esta casa no se admiten visitas particulares para el servicio, en tu ...